PEDRO BERRUGUETE EN SEGOVIA

04/12/2013


 

 
 
Cristo Crucificado

 

Pedro Berruguete es considerado el primer pintor del Renacimiento castellano por ser el introductor en Castilla de las nuevas soluciones técnicas y formales propias de la pintura italiana del Quattrocento.

Nacido en Paredes de Nava (Palencia), entre los años 1450 y 1455, realiza sus primeras obras castellanas desde un apego a la tradición gótica y las creaciones hispanoflamencas. Pronto viaja a Italia, hacia 1472-1473, para perfeccionar su formación, donde entra al servicio del duque Federico de Montefeltro, en Urbino, para quien trabaja también Piero della Francesca. En Italia aprende el dominio del espacio, la anatomía, la composición, el movimiento y la luz, así como la naturalidad y variedad en los gestos y actitudes de los personajes, y la incorporación de elementos arquitectónicos y estructuras clásicas.

En Urbino, donde Berruguete quizás es conocido como Perus Spagnuolo, completa los Retratos de los Hombres Ilustres de los Studioli del duque en Urbino, donde sustituye a Justo de Gante, y Gubbio. Culmen de este aprendizaje es el Retrato del duque Federico de Montefeltro y su Hijo Guidobaldo, obra maestra del retrato renacentista. En esta corte también conoce la obra del flamenco Jan van Eyck.

Tras su vuelta a Castilla, hacia 1483, hasta su muerte en 1503, debe adaptarse a los requerimientos de sus comitentes poco acostumbrados a los logros italianos, derivando en la ejecución de obras más simplificadas. Pero sus conocimientos italianos siempre se hacen presentes en la fuerza expresiva en sus pinturas.

La Junta de Castilla y León y Diputación de Segovia ha sumado esfuerzos para dar a conocer, a través de esta exposición, la obra de Berruguete en Segovia, quien constituye uno de los hitos destacados en la historia de la pintura hispana, marcando la transición entre el arte medieval y el mundo del Renacimiento.

 

 
 
Misa de San Gregorio

 

La presencia de Pedro Berruguete en la ciudad de Segovia es fruto de la efervescencia artística de una ciudad que, enriquecida por la actividad ganadera y su potente industria pañera, se ha convertido con la dinastía de los Trastámara en residencia real. Empuje que se consuma al seguir siendo su Alcázar residencia de los Reyes Católicos. La Corona y las familias nobles y de la oligarquía local patrocinan nuevas realizaciones en palacios, monasterios, conventos e iglesias y promocionan obras pictóricas y escultóricas, con gran apego a las tradiciones góticas y la incorporación de las nuevas formas renacentistas.

El convento románico de Santa Cruz, fundado por Santo Domingo en 1218, es reedificado por los Reyes Católicos a instancias de su prior, desde 1474, fray Tomás de Torquemada. Recibe el título de Santa Cruz la Real, queda bajo el patronato de la Corona y se establece en él el Tribunal del Santo Oficio. Asimismo se convierte en polo de atracción de los artistas más renombrados del último gótico castellano, bajo la dirección del arquitecto Juan Guas, maestro de obras de la antigua catedral y del Monasterio de El Parral. Berruguete realiza para Santa Cruz la Real el retablo de la capilla de la Santa Cueva, del que resta solo el Cristo Crucificado, de la Diputación de Segovia. El testimonio gráfico que procura el Éxtasis de Santa Teresa, gran lienzo del siglo XVII, ha permitido realizar la reconstrucción del retablo, ya que éste aparece como fondo de la escena.

Berruguete ejecuta la Misa de San Gregorio para la Catedral Vieja. Se supone que por encargo del canónigo Juan de la Cerda y Quintanapalla -relacionado, entre otras, con las obras de la Catedral-, que aparecería arrodillado a la derecha de la escena. El tema de la Misa de San Gregorio representa, de forma figurativa, el dogma de la Transubstanciación. San Gregorio alza la Sagrada Forma y Cristo aparece sobre el altar, en imagen ajustada a finales del siglo XIV: la del Varón de Dolores. Resucitado, en pie, apenas tapado con un perizonium semitransparente, vierte la sangre que sale de la llaga del costado, acompañado del habitual añadido de los símbolos de la Pasión. En 1523 se decide el traslado de la catedral a la antigua Judería por su estado de deterioro y por ser repetidamente utilizada como baluarte frente a los defensores del Alcázar, lo que restaba seguridad a esta fortaleza real. Iniciada en 1525, la Catedral Nueva incorpora a su fábrica el claustro gótico de Juan Guas, trasladado y reconstruido. La Misa de San Gregorio también pasa a la nueva sede. Las Vistas de Segovia, de Anton van den Wyngaerde, dibujadas en 1562, representan la entonces ruina de la Catedral Vieja al tiempo que las obras en la Catedral Nueva. El Milagro de San Gil, lienzo del sigo XVII, evoca, con arquitectura imaginada, el viejo templo. Algunas pinturas del Álcázar segoviano pertenecientes a la reina Isabel se trasladan a Madrid en 1499. Entre éstas se encuentra un retablo de madera de una pieza, San Juan Evangelista en Patmos, con un libro en una mano y una péndola. Junto a él, el águila. Tras la muerte de Isabel I, la obra pasa en 1505 a la Capilla Real de Granada, al igual que numerosas pinturas de otras residencias reales.

La influencia de Berruguete en los pintores coetáneos de Segovia parece ser mínima, debido a la inexistencia de taller en la ciudad y, por tanto, de discípulos y ayudantes. El mayor eco de Berruguete procede de la Misa de San Gregorio de la Catedral, que tuvo dilatada repercusión iconográfica y compositiva en la obra de autores como el Maestro de la Adoración de los Magos, dentro de los autores apegados a la tradición hispanoflamenca, o el Maestro de los Del Campo, que representa mejor la introducción de modelos italianos.

Además de las obras de Pedro Berruguete en Segovia, se hallan presentes en esta muestra piezas como la Virgen de la Leche y la Reina Católica, del llamado Maestro de los Claveles; la escultura Cristo Atado a la Columna, de Pedro Millán, la llamada Arqueta de San Corbalán, anónima de finales del siglo XV, o un lote de monedas de los Reyes Católicos que fueron acuñadas en la Ceca de Segovia entre los años 1474 y 1504.

 

Del 4 de diciembre de 2013 al 1 de junio de 2014 en el Museo de Segovia (Casa del Sol, Calle Socorro nº 11)
Horario: martes a sábados, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 horas; domingos, de 10:00 a 14:00 horas.

 

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