Los cómics son sin duda uno de los productos culturales más prolíficos e influyentes a nivel iconográfico desde la segunda mitad del siglo XX. La muestra Ficciones Urbanas surge a partir de la posición central que adquieren en dos colecciones singulares: la de Luis Gasca-Diputación Foral de Gipuzkoa y la de Julián Armendáriz.

Si bien en el primer caso los cómics y todo lo relacionado con ellos constituyen una parte sustancial de la colección, en el segundo, el carácter ecléctico y heterogéneo es el rasgo más preeminente, donde el cómic se sitúa como un elemento indispensable en el intento de reflejar la cultura contemporánea.

La producción del cómic se caracteriza, desde sus inicios a principios del siglo XX, por dos aspectos ineludibles. Por una parte, aquello que lo singulariza como producto cultural es el hecho de combinar imágenes y texto en una secuencia espacial. Esa distribución en la página de imagen y texto de acuerdo a una retícula conlleva una organización fragmentada, que a su vez requiere de una mirada móvil y ágil, que se desplaza por la página de una manera muy similar a cómo se mueve el flâneur por la ciudad. Por otra parte, el cómic nace en un contexto urbano y desde sus comienzos sus historias y personajes reflejan el entorno de la ciudad en su realidad presente en unas ocasiones, y en sus posibilidades futuras en otras.

Si bien Ficciones Urbanas parte del cómic como producto cultural no es una exposición sobre cómics, y en ese sentido intenta abarcar aquellas otras manifestaciones artísticas contemporáneas donde la herencia de su estética así como sus posibilidades lingüísticas se hacen patentes.

En este sentido, arquitectos y artistas han reflejado, en sus representaciones de lo urbano, un uso singular del dibujo, especialmente desde los años sesenta y setenta del pasado siglo XX, claramente influenciados  por el lenguaje y capacidades del cómic. A las técnicas del dibujo cabe añadir las tecnologías digitales que más recientemente se han incorporado y que han dilatado sus posibilidades.

La muestra ubica el dibujo en relación a la ciudad, a lo urbano, y parte de la viñeta para, desde ella, evolucionar hacia un ejercicio de expansión discursiva, articulada en torno a las diversas realidades sociales de las ciudades.