Cristo con la cruz a cuestas, óleo sobre lienzo atribuido al pintor italiano Carlo Maratta (1625-1713), es el tercer cuadro que se ha restaurado en la capilla del Nazareno de la Catedral Nueva de Salamanca, de la mano de las restauradoras Carmen Diego y Carmina Fernández.

El lienzo representa el encuentro de Cristo y la Santa Mujer Verónica durante el camino al monte Calvario, también conocido como Calle de la Amargura. Mide 125 cm de ancho y 135 cm de altura. Se encuentra en el centro de un retablo del siglo XVIII, dorado y policromado en tonos azules, y enmarcado con una moldura en esos mismos colores, con decoraciones vegetales talladas en los ángulos y en la mitad de cada travesaño.

Según algunos historiadores, como Ponz, en su "Viaje de España", o Tormo en "Salamanca. Las Catedrales", este cuadro se consideró una copia de una obra de Andrea Sacchi, maestro de Maratta, ubicada en uno de los altares de la cripta de San Pedro del Vaticano, como señalaron en la presentación de la restauración Diego y Fernández.

La obra presentaba un mal estado de conservación por envejecimiento de los materiales, expuestos a otro tipo de riesgos, como el ataque de los xilófagos (carcoma), los excrementos de los murciélagos o factores ambientales como la humedad, las goteras o los cambios de temperatura.

El cuadro ya había sido intervenido con anterioridad, colocándose hasta cinco parches por el reverso, que provocaron deformaciones en el soporte. También el óleo presentaba repintes, aplicados de manera burda y con levantamiento de la película pictórica. Asimismo, las restauradoras descubrieron la rotura del soporte por el reverso y el anverso de la obra. Otra causa de su deterioro ha sido una posible quemadura por velas en algunas partes del lienzo. Por otra parte, el cuadro presentaba abundantes cúmulos de polvo y suciedad entre bastidor, tela y marco, y un barniz muy blanquecino que ya no cumplía su función de protección de la obra y estaba totalmente oxidado, ocultando los colores originales.

El exhaustivo trabajo de recuperación de la obra por Diego y Fernández comenzó con la separación del lienzo del marco y bastidor original. Después, realizaron la fijación y protección de la película pictórica mediante un empapelado, para el que utilizaron papel japonés y cola orgánica animal. Otro de los pasos fue la eliminación de los parches existentes, que correspondían a trozos con quemaduras de velas y el repinte de policromía. Las restauradoras también desempapelaron y limpiaron la pintura, quizás el paso más visual, y a la vez que se eliminaba el barniz oxidado, se retiraron los repintes puntuales que ocultaban los daños de la policromía.

Como hemos apuntado, este no es el primer trabajo de restauración que realizan estas especialistas en la capilla del Nazareno. Hace unos meses, también presentaron la recuperación de dos grandes lienzos que también están allí ubicados: "La expulsión de los mercaderes" y "La Matanza de los inocentes".