NUEVA OBRA DE JOSÉ MARÍA RUIZ MONTES

05/07/2019


 

Galería de Fotos

 

Hablamos de un Cristo crucificado con la advocación del Perdón para la capilla penitencial del templo parroquial de Nuestra Señora de Gracia del municipio de Puertollano (Ciudad Real). Ha sido realizado por el escultor malagueño en madera de cedro policromada, con una altura de 195 cm. La cruz, de sección arbórea con nudos, es de madera de pino de Flandes teñida, alcanzando unas dimensiones de 400 x 198 cm.

Iconográficamente representa la primera de las siete palabras pronunciadas por Jesús durante el tormento de la crucifixión: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 24). Por la ubicación que tiene en la parroquia, donde será bendecida el próximo 10 de julio, también se pensó en una imagen de Cristo que reflejase el perdón eterno al pueblo cristiano que se acerca a reconciliarse con el Padre.

La hechura se halla sujeta al madero por cuatro clavos, quedando los pies apoyados en el supedáneo o taco de madera asido también a la cruz por un elemento de forja. Por el pictoricismo de su tipología, no solo se advierten como referentes los modelos sevillanos del XVII, sino también los populares lienzos sobre el tema de Cristo en la cruz pintados por Diego Velázquez y Peter Paul Rubens en la referida centuria barroca.

Evidentemente Jesús aparece vivo, con la mirada alzada al cielo y la cabeza inclinada hacia detrás, implorando la compasión del Altísimo. A través de rasgos del bello y emotivo semblante, como los verdes ojos abiertos o la lengua proyectada entre los labios, vemos su resuelta actitud dialogante. Cabello, bigote y barba son espesos, oscuros, rizados y partidos al centro, siguiendo la habitual resolución hispana de estos tipos pasionistas.

El cuerpo es majestuoso y esbelto. La idealización propia de estas figuras queda subrayada en este caso por el uso del supedáneo o cuña bajo los pies, lo que suaviza y armoniza la composición. El carácter cruento queda ceñido por tanto a las múltiples señales de la flagelación y de las caídas hacia el Calvario, lo que unido al uso de la corona de espinas, de largos pinchos y fuertemente ceñida, provoca los abundantes caudales de sangre.

Como presea el crucificado, cuyo escueto perizoma se recrea anudado sobre el muslo derecho y suavemente mecido por el viento, luce unas singulares potencias alusivas a las tres divinidades (Padre, Hijo y Espíritu Santo), concebidas de ese modo como un destello o ráfaga indivisible según un diseño del propio Ruiz Montes, que han sido cinceladas en bronce por Raúl Cejas, joven orfebre de Puente Genil (Córdoba).

 

 
 
 
 
 
 
Entre los proyectos del artista se encuentra la ejecución de un nuevo grupo procesional para la hermandad malagueña de la Humildad y Paciencia. Para ello Ruiz Montes ha realizado varios bocetos en papel, en los que podemos ver el conjunto al completo, y un boceto en barro solamente de la imagen del Cristo, que basada en el texto de los Filipenses ("Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre". Flp 2, 8) adopta la postura tradicional de esta iconografía que representa a Jesús en el Calvario durante los instantes previos a su crucifixión: sedente, meditabundo y con la cabeza apoyada sobre la mano derecha. Las cuatro figuras que lo acompañarán han sido colocadas por Ruiz Montes de forma estratégica para que la visión de Cristo no quede oculta, sino todo lo contrario, potenciada con los distintos gestos y funciones que llevan a cabo cada imagen secundaria. Según vemos frontalmente se ubicara un legionario con gesto de irónica reverencia, ofreciéndole la mezcla del vino y la hiel. A la izquierda, un tanto más atrasado, otro legionario preparando el martirio. Siguiendo por la derecha se encuentra un comandante de la centuria a caballo, controlando el acontecimiento y haciendo entrega de la sentencia a un sargento o segundo de centuria con una lanza en la mano. El Señor pisa con el pie derecho la calavera de Adán, símbolo que da nombre al lugar el antiguo y nuevo testamento. Cristo como nuevo hombre, el nuevo Adán, la nueva alianza del hombre con Dios. Su túnica derramada, las vestiduras que serían repartidas entre los presentes en la escena, como despojo de su rango real.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotografías del boceto en barro de Álvaro López

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica del crucificado a través del icono que encabeza la noticia.

 

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