La impagable labor investigadora de Alfonso Pleguezuelo Hernández sigue dando sus frutos. Muy importante es su último descubrimiento, que confirma documentalmente la autoría del Niño del Dolor (en la fotografía), propiedad de la congregación madrileña de San Fermín de los Navarros, como una obra de la célebre escultora e imaginera sevillana Luisa Roldán (1652-1706), conocida popularmente como La Roldana.

Alfonso Pleguezuelo, Catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla (US), ha localizado un breve escrito de puño y letra de La Roldana, fechable seguramente en noviembre del año 1692, en el que solicita un sueldo al rey Carlos II por su condición de Escultora de Cámara, título honorífico que no implicaba retribución alguna. La artista aduce como méritos las esculturas de un Ángel y un Niño Nazareno. El primero es el San Miguel firmado que se conserva en El Escorial, y el Niño debe ser el actual Niño del Dolor que Mariana de Neoburgo dejará en herencia a Isabel de Farnesio y ésta acabará donando a la mencionada congregación.

Por la más que probable fecha del documento, del mismo se desprende que tanto San Miguel como el Niño fueron comenzados a finales del año 1687, cuando Luisa Roldán estaba recién llegada a Cádiz desde Sevilla, antes de su llegada a la Corte. Ello confirmaría también las aspiraciones que albergaba La Roldana de trabajar para la Corona, y todo hace pensar que San Miguel sería un regalo para el rey y el Niño para la reina.

Así mismo, todo lleva a asegurar que la policromía que presenta el Niño del Dolor (y de una copia del mismo realizada para una dama de la Corte que acabó en el Convento de las Capuchinas de Madrid y actualmente se encuentra en el de Granada) fue aplicada por su cuñado Tomás de los Arcos.

Por último, para Pleguezuelo, queda más afianzada todavía la atribución a La Roldana de la sevillana Virgen de la Estrella, relacionada por primera vez con la escultora, al igual que la imagen del Niño del Dolor, por los historiadores Lorenzo Alonso de la Sierra y Francisco Espinosa de los Monteros, quienes vieron notables paralelismos entre la Dolorosa del barrio de Triana y las mencionadas esculturas infantiles.