Se trata de una pintura sobre tabla, ejecutada al óleo, con unas dimensiones máximas de 40 x 30 cm, que viene a completar la insignia procesional del rosario que la Cofradía de la Caridad procesiona cada sábado santo por las calles de Murcia, y cuya labor de talla responde a un taller valenciano del siglo XIX.

La tabla nos presenta a la Virgen del Rosario, sedente entre nubes, portando en su mano derecha el rosario y en la izquierda al divino infante dormido, recostado sobre un cojín y apoyado sobre el regazo de la madre. En el lateral, sobre sendas nubes, dos querubines completan la escena.

Pese a escoger un modelo iconográfico propio de la advocación en su representación gloriosa, algunos aspectos de esta composición mariana adquieren un carácter pasionista; así la cruz, que sostiene el niño, dormido en el regazo de la madre, se manifiesta como una clara alusión a la pasión y muerte del redentor, en lo que podría interpretarse como una prefiguración de la piedad.

La insignia desfilará cada año en el cortejo de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, en recuerdo de la extinta corporación gloriosa que tuvo su sede en el templo de Santa Catalina, donde reside la actual corporación de penitencia, y de cuya antigua titular retoma tan señera advocación. Cabe resaltar, a modo de curiosidad, que la pintura del estandarte de la desaparecida corporación fue ejecutada y donada por el escultor Francisco Salzillo en 1740, desconociendo su paradero en la actualidad.