EL MUSEO DEL PRADO ADQUIERE UNA ESCULTURA DE GIOVANNI BANDINI

27/09/2023


 

 

La escultura adquirida por el Museo Nacional del Prado de Madrid, obra de Giovanni Bandini, representa a Venus en pie, siguiendo el modelo de las denominadas "venus púdicas", dispuesta en una ligera torsión que evita la frontalidad, girando la cabeza adornada con un elegante y elaborado peinado, para producir una mayor sensación de dinamismo. La escultura se había declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid y ha sido adquirida por 750.000 euros con fondos propios del Museo del Prado, ejerciendo el derecho de tanteo en una venta entre particulares.

La composición busca sacar todo el partido al bulto redondo de la escultura, pues al lado del pie derecho aparece la cabeza de un delfín, cuyo cuerpo sirve, en la parte posterior, como asiento de un pequeño Cupido desnudo, que lleva colgando el carcaj mientras juega con la cola del animal. En la base del grupo, una inscripción señala el nombre del artífice y su patria florentina: "IOHES BANDINUS FLORENTINUS F."

Giovanni di Benedetto Bandini del Castello o Giovanni dell'Opera (1540-1599), es una de las personalidades más destacadas en el panorama plástico toscano de la segunda mitad del siglo XVI. Discípulo de Baccio Bandinelli, fue Raffaello Borghini en su famosa obra "Il Riposo" (1584), quien proporcionó datos sobre su producción artística.

Bandini trabajó en los relieves de mármol diseñados por Bandinelli para el coro de Santa María dell'Fiore, realizaría diferentes retratos y participó en una empresa de largo alcance simbólico, dirigida por Giorgio Vasari: la tumba de Miguel Ángel en la iglesia de Santa Croce, realizando la escultura alegórica que representa la Arquitectura.

También Borghini nos proporciona un importante dato, según el cual Bandini trabajaba con gran pericia en un grupo de bronce sobre un tema cinegético, descrito con todo detalle, por encargo del duque de Urbino, que terminó siendo un regalo diplomático al futuro rey Felipe III de España, y que hoy se exhibe en Prado con el título "La caza". Precisamente es posible establecer una conexión entre esta creación en bronce y la escultura adquirida de Venus y Cupido en lo que respecta a la intencionalidad del artífice a la hora de sacar todo el partido posible a la virtud de la escultura como trasunto de la realidad. Reproducir el volumen en toda su extensión servía para proporcionar la posibilidad de multiplicar los puntos de vista, en un momento en el que el tema del "paragone" de las artes estaba en su apogeo dialéctico.

La obra perteneció en origen a la colección del destacado poeta y músico Juan de Arguijo (1567-1623) y formó parte de los objetos atesorados en su casa sevillana, destruida en 1914, en la actual calle de Laraña, frente a la iglesia de la Anunciación. La casa de Arguijo, sede de tertulias y academia literaria, donde se daban cita figuras como Francisco Pacheco, Pablo de Céspedes, Fernando de Herrera y Alonso Vázquez, tuvo también como huésped a Lope de Vega, que no solo menciona con elogios a Arguijo, sino que le dedicó algunas de sus obras. En ese ambiente fue en el que la escultura de Venus y Cupido se incorporaría a la casa del poeta.

Gestoso y Pérez publicó en 1914 dos fotografías, cuando la pieza ya estaba en Madrid, en casa del vizconde de Irueste, esposo de María Manuela O'Neill y yerno del marqués de la Granja, heredero del mayorazgo en el que habían recaído las propiedades de Arguijo. Era entonces cuando dicho historiador la ponía en relación con "A don Juan de Arguijo, viendo un Adonis, Venus y Cupido de mármol", soneto 120 que Lope de Vega incluyó en "A don Juan de Arguijo, veintiquatro de Sevilla", obra que forma parte de "La hermosura de Angélica, con otras diversas rimas", tercera parte de sus "Rimas", publicada en 1602. En dicho soneto, Lope de Vega indica la llegada de la obra desde Génova.

Por tanto, la verdadera dimensión de esta escultura, además de su calidad artística, está en su relación con dichos versos de Lope de Vega, directamente vinculados con ella como sucede en tan raras ocasiones; con la permanencia de las referencias al mundo clásico y a la mitología, con el desnudo y con la escultura profana, lo que también supone una rareza en el panorama histórico español.

 

 

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