Con el título Audi Filia, el pintor de origen costarricense y afincado en Madrid, ha llevado a cabo una representación del martirio de Santa Prisca. La obra, realizada al óleo sobre lienzo con unas medidas de 130 x 160 cm, tiene como destino la Parroquia de Santa Prisca all'Aventino en la ciudad de Roma, donde según una tradición el propio apóstol San Pedro se encargó de bautizar a la mártir romana, que por entonces tenía unos 13 años de edad.

De Prisca, llamada también Priscila, se sabe poco y de manera confusa y contradictoria. Se trata de una santa legendaria, suprimida actualmente del calendario eclesiástico. David Conejo la recrea joven, bella y virginal, en el momento en que el verdugo se dispone a decapitarla, al tiempo que un ángel aparece para hacerle entrega de la palma del martirio. La composición en lo que parece unas mazmorras se inspira en los modelos de Caravaggio.

Una teoría afirma que era una joven distinguida que, tras ser acusada de cristiana, fue encarcelada, azotada y degollada. Otra la presenta casada con el judío Aquila, siendo decapitada tras haber sido expuesta en el anfiteatro a los leones, que en lugar de despedazarla se rindieron a sus pies. Las diversas versiones coinciden en que su vida y martirio sucedieron durante el gobierno del emperador Claudio, y que se levantó en su memoria una iglesia en el monte romano Aventino.