INTERVENCIÓN DE JUAN MANUEL PARRA HERNÁNDEZ

16/01/2011


 

 

 

Se trata de la remodelación de una Virgen Dolorosa propiedad de un particular del municipio onubense de Rociana del Condado. Lleva por nombre Nuestra Señora de la Amargura en su Soledad y hablamos de una talla anónima cuyos rasgos originales remiten a los modelos iconográficos de la escuela granadina de escultura.

 

 

 

La imagen original era un busto bastante interesante realizado con madera, telas encoladas y ojos de cristal que llegó a manos de su propietario actual en el estado que muestran las fotografías superiores. De la pieza, cuyo modelado recuerda especialmente las maneras del escultor Torcuato Ruiz del Peral, sólo se había conservado el fragmento correspondiente a la mascarilla, cuya policromía se había perdido completamente, la parte superior de la cabeza y la frontal de la cabellera, el cuello y el inicio de la túnica, que debía estar ricamente decorada.

 

 
 
 
 

 

Posteriormente, la obra fue restaurada en dos ocasiones sin ningún criterio dirigido a la conservación lo más íntegra posible del original; primero por un imaginero, que añadió pasta de madera a la mascarilla cambiando su fisonomía, la policromó y dotó a la imagen de manos, cuerpo y candelero. La segunda restauración fue acometida por el mismo propietario, siendo la imagen remodelada y policromada nuevamente.

 

 

 

En la nueva intervención llevada a cabo por el joven escultor e imaginero rocianero Juan Manuel Parra Hernández se ha descubierto, después de eliminar los numerosos añadidos de pasta bajo los que estaba oculta, la mascarilla original de la imagen, tallada en madera de pino. A dicha mascarilla se le ha aplicado una nueva policromía acorde con los modelos granadinos y se le ha realizado nueva cabeza, manos, cuerpo y candelero en madera de cedro, resultando una imagen mariana para vestir que mide 170 centímetros de altura.

 

     
     
 

 

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