FINALIZA LA RESTAURACIÓN DEL CLAUSTRO DE LA CATEDRAL DE PAMPLONA

11/02/2020


 

 

Fundación Caja Navarra, junto con la Obra Social "la Caixa", el Gobierno de Navarra y el Arzobispado de Pamplona, han unido esfuerzos para cerrar las labores de restauración del Claustro de la Catedral de Pamplona, un conjunto de gran calidad que figura entre las obras señeras del Gótico radiante europeo.

Tras realizar una serie de estudios previos para detectar las necesidades y debilidades constructivas, se iniciaron en 2015 las tareas de restauración del claustro catedralicio. En mayo de 2016 se suscribe un convenio de colaboración entre las referidas entidades, a través de la Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra, que culmina en diciembre de 2019 con la conclusión de las obras. La inversión de las cuatro entidades ha supuesto un total de casi cuatro millones de euros.

El claustro fue erigido a lo largo de casi dos siglos (1277-1472), por artistas de primera fila procedentes de distintos focos artísticos europeos como Francia, Inglaterra e Italia. Integra, con las dependencias canonicales que lo flanquean, uno de los conjuntos más extraordinarios de la arquitectura gótica. Ninguna otra catedral hispana o europea ha conservado como Pamplona la totalidad de las estancias en que se desarrollaba la vida en común de los canónigos, articuladas en torno al claustro destinado a la meditación y el recreo.

Las cuatro crujías se conciben como luminosas galerías cubiertas por bóvedas de crucería, abiertas al jardín central a través de grandes arcos apuntados con estilizadas y complejas tracerías caladas. Al exterior estos rematan en gabletes y se enmarcan entre profundos y esbeltos estribos, rematados por pináculos y gárgolas, a los que se superpone el sobreclaustro edificado ya a fines del siglo XV.

Esta obra excepcional se completa con un conjunto igualmente extraordinario de escultura monumental. Integradas en la arquitectura, las claves de las bóvedas presentan los meses del año, los vientos, los ríos del Paraíso, escenas del Nuevo Testamento y santos. Los pilares y maineles llevan una finísima decoración vegetal y un amplio repertorio de escenas profanas y de la vida cotidiana, animales y pasajes del Antiguo Testamento. Por su parte, los muros de fondo de cada crujía del claustro están especialmente enriquecidos con grandes portadas monumentales policromadas y sepulcros con complejos programas decorativos de escultura y pintura.

 

 

El grueso de los trabajos se ha centrado en intentar devolver al soporte pétreo, en la medida de lo posible, la fuerza de la piedra sana, cerrando grietas, sujetando fragmentos que estaban a punto de caer, colocando aquellos que ya se habían desprendido, limpiando la superficie y aplicando capas de protección que pretenden ayudar a la correcta conservación de los materiales que componen el claustro gótico.

Más delicada aún era la situación de las fachadas exteriores, con su red de pináculos, antepechos, gárgolas, florones y tracerías. En algunas zonas la piedra se ha convertido en arena, sin posibilidad de recuperar las propiedades que tenía cuando, a finales del siglo XIII y durante el siglo XIV, se construyó el claustro de la catedral. Se trata de espacios afectados por la lluvia a lo largo de los siglos, sin la protección durante mucho tiempo de los elementos vitales para la evacuación y recogida de aguas pluviales por lo que sufrían daños severos, especialmente en cuanto al desgaste de la superficie, grietas producidas por las heladas, roturas, y todo un conjunto de patologías que daban como resultado un estado de conservación muy frágil.

Las diversas intervenciones realizadas se han organizado en trece fases de ejecución de obras que han abordado tanto la restauración interior como exterior de las galerías y el sobreclaustro. En las primeras fases se restauraron las galerías nororientales destacando el sepulcro Garro, la Epifanía de Perut, y la fachada de la capilla Barbazana. Posteriormente se acometió el ángulo sureste del conjunto que fue uno de los más comprometidos y complejos, ya que incluye el sepulcro de Sánchez de Asiáin (ya restaurado en 2012) y, sobre todo, la extraordinaria Puerta Preciosa o el sepulcro del Conde de Gages. En este rincón se han restituido, en forma de facsímil, las pinturas murales conservadas en el Museo de Navarra.

Especial dificultad ha revestido la restauración del lavatorio. Se trata de la cara norte del conjunto y por lo tanto presentaba diversos daños: aparecía de manera generalizada el biodeterioro producido por la exposición a la lluvia, el hielo y el aire y esto desembocaba en zonas en las que la piedra había perdido mucho volumen.

Para los trabajos de restauración se han empleado las técnicas modernas, como el uso del láser para la limpieza de arquivoltas, tracerías capiteles y grupos escultóricos. Se ha tenido especial cuidado en el tratamiento de las policromías con métodos mecánicos y químicos para su limpieza, respetuosos con los delicados trabajos escultóricos. Todas las intervenciones se han documentado y acompañado de las correspondientes memorias de actuación que permiten conocer el proceso técnico de la restauración.

Por otra parte, la Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra se ha hecho cargo directamente de la restauración de otros elementos del claustro. Uno de ellos ha sido la reja del lavatorio, cuyo proceso ha permitido discernir la parte románica original de añadidos posteriores, donde han aparecido restos de policromía bermellón que permite intuir el aspecto que tendría ese espacio teñido de rojo.

 

 

También se ha actuado en la restauración de la Puerta del Amparo, un conjunto de escultura en piedra policromada que ha permitido descubrir que el dosel de la Virgen es la planta de la catedral de Wells en Inglaterra. La reposición facsímil de las pinturas murales conservadas en el Museo de Navarra a partir de la innovadora técnica del papelgel, ha revitalizado el rincón sureste del claustro.

Por último, las obras de saneamiento de los antiguos aseos han sacado a la luz tres capiteles y el perímetro del ábside de la desaparecida catedral románica y la entrada a la cripta. En este momento se trabaja en adecuar este reducido espacio, desconocido hasta ahora y que podrían atraer el interés de investigadores.

Los proyectos y la dirección de obra han estado a cargo del arquitecto Leopoldo Gil, la técnica restauradora ha sido Violeta Romero y la arquitecta técnica, Nora Oroz, los tres adscritos a la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana. Durante el desarrollo de los trabajos en la catedral, además del personal técnico del Servicio de Patrimonio Histórico, encargado de la dirección facultativa, han intervenido profesionales de Construcciones Leache, Sagarte, Petra, Artyco, Artus, Arsus Paper y otras empresas auxiliares en trabajos de cantería, andamiaje, analíticas en laboratorio, asesoramiento en materiales o campañas de difusión.

Las entidades promotoras de la intervención han organizado diferentes acciones de divulgación del proceso de las obras de restauración para el conocimiento de la ciudadanía. Las visitas gratuitas, desarrolladas entre los años 2017 y 2019, han atendido a unas 3.200 personas que han podido conocer las obras, pudiendo observar de manera directa los problemas y patologías de los diversos elementos estructurales y decorativos del claustro, así como las soluciones que se aplicaban en cada caso. También se han realizado reportajes fotográficos de todos los procesos de restauración y grabaciones en video.

En colaboración con la Fundación Caja Navarra, el Servicio de Patrimonio Histórico ha programado una serie de conferencias monográficas destinadas a explicar el proceso de restauración de los elementos más destacados del claustro de la Catedral de Pamplona/Iruña. Todas las intervenciones se han documentado y acompañado de las correspondientes memorias de actuación que permiten conocer el proceso técnico de la restauración.

 

 

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