En 1970, apenas diez años después de aprender las técnicas de la fundición en bronce, ya encontramos entre las esculturas de Venancio Blanco (Matilla de los Caños del Río, Salamanca, 1923) la figura de Sancho y de Quijote, pero será en 2006 cuando el Ayuntamiento de Valdepeñas (Ciudad Real) encargue al escultor un monumento público de gran formato para presidir uno de los espacios rehabilitados en el cauce del río de la ciudad.

El resultado del trabajo realizado para este Monumento a Don Quijote (apuntes, bocetos, etcétera), así como los dibujos realizados a posteriori, forman parte de la exposición Venancio Blanco: Una mirada a Cervantes. IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, que se celebra hasta el próximo 9 de enero en el Centro Cultural Antigua Cárcel (Lecrác) de Palencia con motivo del IV Centenario de la muerte de Cervantes.

En una segunda parte de la exposición, sus responsables pretenden destacar el interés que Italia supuso para Miguel de Cervantes pero también para Venancio Blanco, puesto que es el lugar que marcará su devenir como escultor. Cervantes llegó a Roma en 1569 y, al servicio del cardenal Giulio Acquaviva y posteriormente como soldado, recorre toda Italia. Venancio Blanco llega a Roma en 1941, vuelve en varias ocasiones entre 1957 y 1959 y allí se instala como Director de la Academia de España en los años 80. Ambos se imbuyen del estilo y las riquezas artísticas que atesora aquel país. Italia queda latente en las principales obras de Cervantes como en "El licenciado Vidriera" (perteneciente a las "Novelas ejemplares") o en las obras basadas en el "Monumento a Marco Aurelio", la "Loba Capitolina", etcétera, que son fuente de inspiración para Venancio.

El corpus de obras de la exposición Venancio Blanco: Una mirada a Cervantes. IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes consiste en 41 dibujos, 13 esculturas y una serie de fotografías que recogen el proceso de ejecución del Monumento a Don Quijote. Todas ellas sirven para contextualizar plásticamente la muestra.