RESTAURACIÓN Y NUEVA OBRA DE SEBASTIÁN MARCHANTE

Alejandro Romero Cabrera (16/10/2015)


 

 

 

La Virgen del Rosario del Convento de Madres Dominicas de Santa Ana, en Murcia, ha recuperado para su rico y extenso ajuar un vestido rojo bordado en oro por las propias monjas en el siglo XVIII.

Las propias Madres Dominicas, Camareras de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, confiaron dicha recuperación en el taller de bordados malagueño de Sebastián Marchante, un obrador muy habituado a trabajar con piezas de estas características conventuales e, incluso, a hacerlas de nueva creación con esta estética.

El trabajo ha consistido en la limpieza y restauración del bordado (tanto del vestido de la Virgen como de la túnica del Niño), traspaso a nuevo tejido y enriquecimiento en las partes lisas del mismo.

 

 

 

Para la recuperación del bordado, así como para la creación del enriquecido, el bordador malagueño ha seguido las mismas características del bordado histórico de dicha prenda, incluyendo la colocación de multitud de perlas, aljofares, cristales, espejuelos, lentejuelas y tachuelas de oro.

El conjunto ha sido finalmente confeccionado por las Camareras, las Madres Dominicas de Santa Ana, quienes han seguido fielmente los patrones antiguos de la ropa de la Virgen y han utilizado para su guarnecido encajes auténticos de oro antiguos, pertenecientes al propio vestido restaurado o conservados en el convento.

El taller de bordados que hubo en dicho convento hasta mediados del pasado siglo XX gozaba de una calidad de diseños y acabados al nivel de los mejores bordados históricos de España. Las sucesivas comunidades monacales las que fueron creando evolutivamente el espléndido ajuar textil que posee esta devota imagen, el cual se encuentra ya totalmente recuperado y en uso después de esta última restauración.

 

 

 

No existe constancia documental acerca de la autoría de la Virgen del Rosario, una talla para vestir que ha sido relacionada con Francisco Salzillo y Roque López. El historiador Alejandro Romero Cabrera la atribuye a Juan Porcel, discípulo de Salzillo, y la relaciona con una obra mariana de este escultor murciano, la Virgen de la Cabeza que fue restaurada con motivo de la exposición Salzillo. Testigo de un Siglo. El reestreno de esta pieza de su ajuar tuvo lugar el pasado 10 de octubre, en la Procesión General del Rosario de Murcia.

La Virgen procesiona en un trono-templete realizado probablemente a finales del siglo XIX. Para el historiador José Alberto Fernández Sánchez se trata del último exponente conservado de un interesante tipo desarrollado en Murcia a través de los siglos, reservado a las vírgenes más veneradas para que pudieran procesionar sobre lujosas andas cuya principal singularidad era estar totalmente cubiertas por una estructura a modo de baldaquino.

 

 

 

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