Es un crucifijo de altar o de celebración realizado en madera policromada, obra de gran delicadeza y detallismo, con un rostro que denota el realismo y la dulzura que son propios del estilo del escultor e imaginero José Sánchez Lozano, gran seguidor en el siglo XX de Francisco Salzillo.

La obra perteneció a Josefina Martínez Moreno, viuda de Álvarez, y ha sido donada a la Cofradía de Jesús por sus herederos. Fue realizado por el escultor del municipio alicantino de El Pilar de la Horadada (1904-1995) en su juventud, en la década de 1920, en los años en los que se estableció en Murcia.

Esta nueva obra irá destinada a la sala "Recreación de un taller" del Museo Salzillo (Plaza de San Agustín 3, entrada por Doctor Quesada, Murcia), que se constituyó gracias a la generosidad de los herederos de José Sánchez Lozano, sus sobrinos-nietos, los hermanos Molino Díez, que donaron en 2009 a la Real y Muy Ilustre Cofradía de Jesús la imagen de un San Pedro Pascual, así como parte de las herramientas de su taller, que sirven para explicar el proceso de creación de una escultura en madera policromada.

En este espacio se podrá contemplar este crucifijo de gran interés, dado que no se conserva mucha obra de juventud de Sánchez Lozano, nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Murcia en el año 2017, y que fue objeto de una exposición en el Museo Salzillo en 2019 a partir de la Colección Rosique Moya.