Imagen de la Divina Pastora de las Almas, realizada para la Primitiva Hermandad de la Santa Vera Cruz y Cofradía de Penitencia y Silencio de Nuestro Padre Jesús de Pasión y Nuestra Señora María de Nazareth, con sede en el templo parroquial de San Juan de Dios del municipio jiennense de Martos.

Es una obra con cuatro piezas independientes, formando un grupo escultórico cuyo eje central es el Niño Jesús ("Divino Pastorcito" es el apodo que recibe en esta popular iconografía mariana de origen sevillano), que aquí aparece sentado sobre la pierna de María (también sedente) y bendiciendo con la mano izquierda, mientras con la derecha señala la figura materna. La actitud del Niño es cercana para conectar con el pueblo, simulando abrazar a los fieles y ser acogido en sus brazos. Ha sido tallado anatómicamente al completo con el fin de mostrarlo semidesnudo en las fechas navideñas.

La Virgen, en cambio, se presenta mayestática sobre peana rocosa, llevando en sus pies sandalias de cuero natural. Sujeta al Niño con la mano izquierda mientras con la derecha sostiene el cayado, pieza aún sin labrar.

Ambas figuras han sido talladas en cedro dorado brasileño y policromadas al óleo por el escultor e imaginero sevillano. Poseen pestañas de pelo natural y ojos de cristal en tonos verdes y grisáceos que recuerdan los olivares de Jaén. Bajo la peluca, María lleva el pelo tallado, recogido en una pequeña cola que deja las orejas al descubierto.

Las ovejas, símbolos de las almas cristianas, son el complemento de la Divina Pastora. Están dispuestas de forma ascendente, en un movimiento de zigzag para enmarcar al Niño: una tumbada en actitud de besar los pies de la Virgen; otra mira con devoción a Jesús, al tiempo que le sube en su boca las oraciones del pueblo en forma de ramillete de flores; por último, el borrego macho se yergue sobre sus patas traseras y gira su cabeza admirando sonriente a María. Todas las ovejas han sido talladas en madera de tilo y policromadas al óleo, y poseen pestañas de pelo natural.