La dolorosa, con la advocación de Virgen de Nazareth, es una obra de candelero para vestir en madera de cedro tallada y policromada al óleo. Luis Álvarez Duarte la realizó en el año 1999 para la Hermandad de la Santa Vera Cruz y Cofradía de Penitencia y Silencio de Nuestro Padre Jesús de Pasión y Nuestra Señora María de Nazareth, con sede en el templo parroquial de San Juan de Dios del municipio jiennense de Martos.

Los trabajos acometidos por Luis Molano Mérida han consistido en la sustitución de los brazos articulados, la reintegración de todas las pérdidas y la limpieza de la policromía.

La imagen sufría un desgaste por fricción en las articulaciones de los brazos, lo que producía una continua declinación de los mismos, por lo que se decidió reemplazar los brazos y antebrazos originales de madera de cedro por unos nuevos de madera de sapelli, más ergonómicos en cuanto a diseño y movilidad, y que aportan mayor firmeza y resistencia a los cambios de temperatura y humedad.

También se ha cambiado la articulación original de las muñecas, que consistía en una espiga recta que permitía una rotación de 360 grados. La nueva articulación, al ser de bola, aporta seguridad ante una posible caída o sustracción de las manos y permite una mayor movilidad de las mismas sin necesidad de alterar el resto de articulaciones.

Los nuevos brazos cuentan, a su vez, con una imprimación tradicional a la cola de conejo y sulfato de cal y un acabado esmaltado acorde al torso de la dolorosa.

Se han eliminado los restos de fibras de los antiguos vendajes que estaban adheridos a la superficie de la obra en el torso y el cabello. Posteriormente, se han reintegrado todos los rasguños producidos por los alfileres en las labores de vestir con imprimación tradicional a la cola de conejo. A continuación, se ha procedido a reintegrar cromáticamente la cabellera con pigmentos al agua y se le ha aplicado una protección de la misma naturaleza que la original. En el torso se ha aplicado también un nuevo esmalte siguiendo el tono original de la obra.

El trabajo más delicado se ha centrado en la limpieza de la policromía. Molano Mérida ha trabajado de forma meticulosa para limpiarla superficialmente toda la policromía de la obra sin alterar el color ni la pátina original, tanto en la cabeza como en las manos, eliminando restos de grasa y hollín acumulados en los últimos 24 años. Se ha descubierto así, de nuevo, la luz de todo el rostro y las manos de la dolorosa.