NUEVAS OBRAS DE PINTURA, ESCULTURA Y ORFEBRERÍA SACRA

Con información de Sergio Cabaco y sus autores (01/12/2019)


 

 
 

 

Antonio Díaz Arnido

Escudo de la Orden del Carmelo Descalzo para el coro bajo del templo conventual sevillano del Santo Ángel de la Guarda, regentado por RR.PP. Carmelitas Descalzos. Ha sido realizado por Díaz Arnido en temple, oro, acrílico y óleo sobre enlucido de yeso, con unas dimensiones totales aproximadas de 395 x 215 cm.

 

 

Juan Fernández Robles

Cartel realizado sobre tabla (80 x 60 cm) por el artista estepeño para anunciar la famosa cabalgata de Reyes Magos del municipio onubense de Higuera de la Sierra. Predominan las efigies de sus majestades de Oriente como eje principal de la obra, dispuestos los tres sobre un fondo de fantasía compuesto por colores flúor.

 

 

Jarén

La obra, un acrílico sobre tabla de 108 x 61 cm, proporción de una pantalla de móvil, representa la apoteosis de María Auxiliadora a su llegada a la Casa Salesiana de la Trinidad, hace ya 125 años, una apoteosis que es reflejo de la devoción y cariño con la que la ven sus hijos, algo que llevan en sus corazones, que arden ante su presencia y ante la invocación de su nombre. Su silueta completa aparece rodeada de una masa de fieles rendidos a sus plantas, que busca su auxilio y consuelo como mediadora ante Cristo de todas las gracias.

 

 
     
     
 
     
     
 

 

Israel López Mateos

Se trata de una copia de Nuestra Señora del Amparo, patrona y bienhechora de la feligresía del templo sevillano de Santa María Magdalena, donde es venerada en un altar de la nave del evangelio. Sus dimensiones no superan los 50 cm de altura. Está realizada en su totalidad en terracota, dorada y policromada al óleo. Su destino es la colección particular de Ana Cerrejón, prioste de la hermandad que le rinde culto. El original es una talla en madera del siglo XVI, cuya autoría se atribuye al escultor flamenco Roque Balduque.

 

 
 

 

Adán Jaime

Puñal para la Virgen del Patrocinio, Reina de los Cielos de la hermandad malagueña de Salutación, una dolorosa del año 1985 realizada por el artista sevillano Antonio Dubé de Luque, recientemente fallecido. Pocas veces son las que se le ha permitido al orfebre malagueño llevar a cabo una creación en total plenitud, desde su diseño hasta su acabado, como ha sido este caso. Se trata de una pieza asimétrica ejecutada a base de decoración vegetal, cincelada sobre alpaca con baño de oro de 9 micras (chapado).

 

     
     
 
     
     

 

Pablo Gallardo

Se trata de una Virgen dolorosa realizada en barro cocido y policromado al óleo, con pestañas de pelo natural y lágrimas de cristal. Destaca su acusada frontalidad e hieratismo, su profunda mirada y el suave modelado del rostro. Las manos, de las denominadas "de tenedor" o "de peine", se abren portando en la diestra el manípulo y en la izquierda un rosario. El conjunto se completa con una policromía nacarada, de suaves transiciones, que realzan el modelado de la imagen. En las fotografías aparece ataviada por Adrián González.

 

 

Pedro Romero Sequí

El artista conquense ha diseñado y realizado esta pintura para anunciar los cultos del mes de Noviembre de la Hermandad de Jesús entrando en Jerusalén y Nuestra Señora de la Esperanza (Cuenca), conocida popularmente en su ciudad natal como "La Borriquilla". Muestra, con el estilo movido, decidido y valiente del autor, la figura ecuestre del titular, obra del escultor Luis Marco Pérez (1951), en la procesión del Domingo de Ramos.

 

     
     
 

 

Fran Cantos

La última obra pictórica del artista de Villanueva del Ariscal (Sevilla) es un óleo sobre tabla de 120 x 70 cm en el que, como eje central, se contempla a la Inmaculada Concepción de la pedanía murciana de Javalí Viejo, obra de Francisco Liza Alarcón realizada en 1965. La Virgen se encuentra envuelta en una nebulosa de tonos ocres y blancos que se diferencian claramente de los tonos dorados que la envuelven.

La Inmaculada se posiciona en una peana que no es la suya, sino una interpretación personal del artista donde se encuentra la bola del mundo entre nubes y la media luna, símbolos tomados del Apocalipsis, así como el color dorado envolvente que simboliza a la Virgen vestida del sol. Sobre la bola del mundo, una serpiente pisada por sus plantas, simbolizando de esta manera el dominio de su pureza sobre el pecado.

Esta obra servirá de retablo para un oratorio privado y se utilizara como tablilla-retablo para rezar. La Virgen se encuentra colocada en una especie de altar, imitando a los grabados de los siglos XVIII y XIX, envuelta entre cortinajes celestes brocados con flecos también dorados. A ambos lados, dos jarrones celestes y dorados hacen alusión a los colores concepcionistas. De ellos brotan azucenas como símbolos de virginidad y pureza, y rosas, símbolo excepcional para María, Reina del cielo y la tierra.

Un medallón central superior cierra la obra con un pequeño rompimiento de gloria en el que aparece la paloma de la Santísima Trinidad dado que María es "Esposa del Espíritu Santo", interpretación conocida en la tradición patrística y teológica, sugerida por el Nuevo Testamento: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios" (Lc 1, 35). Todo el marco del cuadro se encuentra pintado en tonos rojos para así destacar la imagen.

 

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