NUEVAS OBRAS DE PINTURA SACRA Y CERÁMICA

Con información de Sergio Cabaco y sus autores (25/12/2016)


 

 
 

 

Juan Gómez Macías

Esta obra del pintor y poeta Juan Gómez Macías, titulada Calvario, ha formado parte de la exposición colectiva Ortega Brú y la mirada de los otros (ver enlace), celebrada en la Galería de Arte Ortega Brú del Palacio de los Gobernadores con motivo del centenario del prestigioso escultor. Realizada en técnica mixta, mezcla en su concepción sensibilidad y ascetismo, siendo la cruz un elemento recurrente en la trayectoria de Gómez Macías, un artista que, al igual que Ortega Brú, siempre ha estado muy comprometido políticamente.

Especialmente conmovedora resulta la inclusión, en la parte inferior de la obra -junto al símbolo por excelencia de la muerte-, de la última carta escrita por la madre de Ortega Brú en la que, tras ser detenida en presencia de sus hijos, les tranquilizaba -evidentemente, les mentía- sobre su estado de ánimo y de salud. Tan solo un mes después, Carmen Brú Casado era fusilada por sus fuertes convicciones republicanas y anarquistas en Facinas junto a la mujer del alcalde de Tarifa, que también es nombrada en la carta.

El autor, de padre gaditano y madre sevillano, nació en 1950, en la pequeña localidad de Cantavieja (Teruel), debido al trabajo de su padre. Gómez Macías volvió a Andalucía a los tres años de edad y desde los cinco reside en San Roque, donde fue nombrado Hijo Adoptivo. Cursó sus estudios en las Universidades de Sevilla y Granada. Ha desarrollado, paralelamente a su actividad artística, una larga carrera como gestor cultural en el Ayuntamiento de San Roque y la Universidad de Cádiz. Ha sido asesor de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y ha colaborado con instituciones culturales y universitarias, entre ellas la Fundación Municipal de Cultura "Luis Ortega Brú" de San Roque, de ahí también su profunda vinculación con el escultor.

 

 

Antonio Díaz Arnido

Cartel pictórico realizado en técnica mixta sobre tabla para anunciar el 150 Aniversario de la Fusión entre las Hermandades del Santo Entierro y la Vera+Cruz del municipio onubense de Moguer (1867-2017).

La luz sobre el torso del titular cristífero que da hoy día nombre a la corporación de penitencia -una talla de Joaquín Moreno Daza, inspirada en una anterior de Enrique Orce y recientemente intervenida con gran acierto por Juan Manuel Parra Hernández- constituye el eje principal de la obra.

La noche, tanto la noche de los tiempos -en alusión al sentido casi ancestral que poseen las devociones al Entierro y a la Verdadera Cruz de Cristo- como la propia noche del Viernes Santo en la que procesiona este Cristo crucificado -representada por las luces del paso de palio de la Virgen de la Soledad, titular mariana de la corporación-, envuelve toda la composición del cartel -fotografiado por Carlos Roncero-, dando como resultado una visión tenebrista, íntima y solemne de esta importante conmemoración moguereña.

 

 

Carlos Cruces

Bajo el título La noche de Ortega Brú, este óleo sobre lienzo del pintor de San Roque recrea, con un sentido figurativo y realista, un instante de la procesión nocturna del crucificado de la Buena Muerte, considerada la mejor escultura sacra tallada por Luis Ortega Brú para su localidad natal. Esta pintura también figuró en la muestra Ortega Brú y la mirada de los otros, recientemente clausurada.

En 1950, la Hermandad de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de la Santísima Virgen, acuerda encargar a Brú la realización de un crucificado bajo la advocación de Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Finalizada la talla en 1953 procesiona por primera vez en la Semana Santa de 1956 dentro de la citada Hermandad de la Pasión, que agrupaba por aquel entonces a todas las imágenes de San Roque.

La portentosa imagen del Cristo de la Buena Muerte es una talla completa que representa a Jesús muerto en la cruz. Posee una altura de 185 cm. Fue tallada por Brú con la madera procedente de un ciprés del cementerio sanroqueño de San Miguel y utilizando como modelos a varios vecinos de su pueblo.

 

 

Fran Cantos

Estampa navideña realizada por el joven pintor sevillano Fran Cantos. Se nos presenta una Virgen con el Niño dormido en sus brazos. El rostro de la Madre se inspira en el de la escultura barroca de la Inmaculada Concepción, patrona de Villanueva del Ariscal (Sevilla), localidad natal del autor.

La obra muestra una estética sencilla en color y trazo, rota por las aureolas planas con motivos ornamentales y las flores de cartulina pegadas en el contorno de la figura, dando todo ello la sensación de que María se halla envuelta en oro. Dicho contorno se perfila a modo de vidriera de estaño para así aislar el volumen central de la obra de un fondo elaborado con papel de estilo Versalles, modificado en color por Fran Cantos para dar un toque murillesco, como en las ropas de las famosas santas de Murillo.

La estampa, colorida y vanguardista, constituye además un punto de inflexión en el estilo del autor, que aunque dado al colorido, por primera vez con esta obra pictórica de estilo mixto -realizada con lápices de colores, tintas, oro y cartón- lleva a cabo una gama tan rompedora y llamativa que recuerda a la cartelería de los años 20.

 

 

Antonio López Canales

Al igual que la obra de Carlos Cruces, este óleo sobre lienzo de Antonio López Canales (Algeciras, 1939) muestra un instante del recorrido procesional del Cristo de la Buena Muerte por las calles de San Roque -en esta ocasión, aún de día, poco después de la salida del templo de Santa María la Coronada, al fondo de la escena- e igualmente figuró en la exposición colectiva Ortega Brú y la mirada de los otros.

Aquí el momento captado del cortejo penitencial incluye el paso de palio de la titular mariana de la corporación, titulada María Santísima de la Amargura, una obra realizada por los hermanos Manuel Ángel, Jesús Augusto y Juan Ramón Ortega Alonso, sobrinos de Luis Ortega Brú, en el año 1995. La dolorosa mide alrededor de 175 cm de altura y fue realizada siguiendo los modelos del maestro Brú en madera de cedro real.

 

 

Emilio Espuny

Mural cerámico en tonos azules y dorados, pintado totalmente a mano por el autor, que recrea fielmente el busto del Caído de Osuna (Sevilla) con unas medidas de 60 x 75 cm. La figura, rodeada por una orla rodeada de motivos barrocos a base de hojarasca, fue en origen uno de los llamados "cristos a gatas" representados caídos y casi desfallecidos tras la flagelación, siendo adaptado a su actual iconografía en el siglo pasado. Solo conserva, por tanto, la cabeza de la primitiva hechura, obra del artista ecijano Alfonso Gayón (1703).

 

Fotografías de la exposición de Juan Antonio García Delgado

 

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