EL COLOR DE LOS DIOSES

15/10/2016


 

 
 

Proyecto Templo Mayor. Restitución de color de Tlaltecuhtli

2016
Impresión 3D sobre CNC y pigmentos sintéticos al temple
Museo del Templo Mayor, INAH, Ciudad de México

 

La exposición El Color de los Dioses. Policromía en la Antigüedad Clásica y Mesoamérica tiene como punto de partida una muestra itinerante que se ha presentado con gran éxito en más de veinte ciudades del mundo (ver enlace); su objetivo es reconstruir la policromía de la escultura griega y grecorromana antigua. Se trata de una iniciativa del Museo Städel y del Liebieghaus Skulpturensammlung de Frankfurt en cooperación con la Stiftung Archäologie, bajo la dirección del arqueólogo Vinzenz Brinkmann, gran especialista del tema. El Museo del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México (Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con Avenida Juárez), sede actual de la exposición, tuvo la excelente idea no solo de recibirla, sino de agregarle también una parte mesoamericana a partir de los trabajos realizados por el Museo de Antropología e Historia, así como por el equipo del Museo del Templo Mayor. En ambos casos se trata de esculturas antiguas que han perdido sus colores originales, las cuales se pueden apreciar de nuevo gracias a un trabajo científico de reconstrucción.

La idea de revivir la experiencia del color en la escultura de la Antigüedad clásica, nace de la investigación realizada en Alemania en los años 80 y encuentra en México su correspondiente en las obras mesoamericanas, que han demostrado también haber sido pintadas al momento de su creación. Pensar que las esculturas griegas y romanas son blancas es una tradición que viene desde el Renacimiento y se afianza en el Neoclásico, al igual que en México se han referido a los monolitos prehispánicos como desprovistos de color en virtud de que son herederos de esa misma visión estética. Los planteamientos de Johann Joachim Winckelmann (1717-1768) marcaron los cánones artísticos del siglo XIX. A pesar de que Winckelmann conoció los restos de policromía en la escultura clásica, la tradición estética de la corriente neoclásica vinculó erróneamente la noción del blanco en la misma; pasando por alto los hallazgos arqueológicos que ponían en evidencia el color en los objetos antiguos, asociando el blanco con la racionalidad, mientras que el color se vinculó con lo primitivo y lo irracional.

La Antigüedad clásica y Mesoamérica son dos conceptos inventados en la modernidad que se relacionan con los orígenes culturales europeo y americano. El concepto de Antigüedad clásica comprende las culturas antiguas del Mediterráneo donde se desarrollaron grupos étnicos con rasgos afines. Este mismo concepto derivó en parámetros que se aplicaron al entendimiento de los pueblos originarios de otras latitudes como América. Es así que Mesoamérica se conforma como un término creado para referir a un área delimitada cuya población compartió una historia común en sus relaciones políticas, económicas, religiosas y sociales. De tal manera que la noción de lo "clásico" se ha usado como una convención para aludir al punto álgido de una civilización. 

 

 
 

León derrota a un toro

Grecia. Siglo IV a.C.
Mármol con restos de policromía
Liebieghaus Skulpturensammlung de Frankfurt

 

Se sabe que los textos griegos antiguos hacían referencia al color de las esculturas. Plinio menciona que el escultor Praxíteles consideraba que sus esculturas más bellas eran las que fueron coloreadas por Nicias, famoso pintor ateniense. Paralelamente, los textos históricos, posteriores a la conquista de México, también registraron el uso del color en Mesoamérica, como en el caso de Bernardino de Sahagún, quien refería la forma en la que se pintaba la escultura del dios Sol. El deterioro del color en las esculturas de la Antigüedad se debe a que permanecieron a la intemperie o a las condiciones climáticas que fueron borrando sus colores.

Las reconstrucciones que se pueden apreciar en El Color de los Dioses. Policromía en la Antigüedad Clásica y Mesoamérica, son el resultado de una investigación científica iniciada hace más de treinta años, experimentos en los que se han empleado una gran variedad de nuevas tecnologías y que permiten conocer la forma en que pudieron verse en su contexto. Son producto de una manera de abordar el estudio del pasado a través de la metodología científica y la tecnología actual. Técnicas como el análisis de los pigmentos por difracción y la fluorescencia de rayos X han revelado la composición y las propiedades de los colores. Para fijarlos se han hecho experimentos de envejecimiento acelerado con aglutinantes orgánicos y compuestos de celulosa, entre otros.

Esta exposición ha sido organizada por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes, a través del Museo del Palacio de Bellas Artes, en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Museo Nacional de Antropología. En ella nos informamos, por ejemplo, de que los mesoamericanos concebían el color como un componente fundamental de su pensamiento religioso, pues para ellos los cuatro rumbos en que estaba dividido el mundo, tenían un color distintivo (rojo, negro, amarillo y blanco, comúnmente); mientras que la noción de los griegos en torno al color denota una representación formal de la realidad.

 

 
 

Olla Tláloc

Mexica. Posclásico tardío, hacia 1250-1521
Cerámica policromada
Museo del Templo Mayor, INAH, Ciudad de México

 

Hasta el 8 de enero de 2017. Horario: martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas.

 

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