Esta pieza en la que se representa al Niño Jesús, es la última obra realizada por el joven escultor totanero Alberto Marín López, con destino a una colección particular de la capital del país del Machu Picchu, Lima (Perú). Esta ha sido su primera obra para fuera de la frontera nacional y también continental.

La pieza corresponde a la iconografía tierna y tradicional en la representación del niño dios, en la que se muestra en posición sedente, con brazos extendidos, en la que su brazo derecho se levanta en contraposición al izquierdo. Su mirada se alza al cielo con un leve giro de cabeza de manera grácil.

Su policromía ha sido realizada con oleo y acabada al pulimento. El pelo del niño es castaño claro con reflejos rubios y su piel muestra tonos anacarados y rubores propios de un niño recién nacido.

La obra, que ronda los 40 cm de altura, ha sido realizada en barro rojo propio de las faldas de Sierra Espuña y cocida en las alfarerías de centenaria tradición de su pueblo natal. Los ojos son de cristal realizados a mano, y se ha colocado en los párpados superiores pestañas de pelo natural.

El conjunto muestra una composición armoniosa y naturalista en la que se muestran diversas diagonales en contraposición, realizadas por la posición del torso, cabeza, brazos y piernas del Niño Jesús.