La iglesia parroquial de la localidad balear de Porreres (Mallorca, contiene en su interior una de las piezas más significativas de mobiliario litúrgico gótico que se ha conservado en Mallorca. Se trata de dos tramos de la sillería de coro que encargó el convento de San Francisco de Palma de Mallorca en 1447 al artista de origen barcelonés Macià Bonafé. En el siglo XVII, por diversas razones, fue desmembrada y reubicada.

De este conjunto integrado en origen por 66 sillas, se conservan 32 en el coro de la iglesia de San Francisco de Palma de Mallorca y 22 en el coro de la iglesia parroquial de Porreres. 12 de ellas han desaparecido.

El interés que, desde tiempo atrás, ha suscitado esta sillería de madera de nogal a investigadores y historiadores locales, provocó que tanto el Obispado cómo el Consell de Mallorca incluyeran el proyecto de los tramos de 22 sillas ubicados en Porreres (imagen superior) en el listado de obras vinculadas al convenio entre ambas entidades para la conservación del patrimonio eclesiástico insular.

Los trabajos realizados se han dividido en tres etapas: una primera en 2018 con la ejecución de una intervención de urgencia para eliminar procesos de deterioro activos y mejorar su acceso y visualización, la segunda en 2019 con estudios preliminares para conocer el mueble desde sus múltiples vertientes, histórica, artística, material y de conservación. Y la tercera y última ha sido en 2021 con los trabajos de restauración.

Al tratarse de una sillería de coro de más de 500 años con un estado conservativo vulnerable, debido a causas como su uso, abandono, factores ambientales adversos, acciones de la carcoma, manipulaciones, traslados y el envejecimiento propio de los materiales debido al paso de los siglos, le han conferido una fragilidad que ahora impide el uso de la función para la que fue creada.

Por ello se ha decidido de forma interdisciplinar, aplicar un criterio de carácter arqueológico, respetando las piezas originales y modificaciones que ha sufrido en el transcurso de su historia, retirando únicamente el dosel de tela que recorría todo el mueble, y que desvirtuaba la visión de la sillería gótica. 

La tarea restauradora, realizada por cinco profesionales del Taller de Restauració del Bisbat de Mallorca (Taller de Restauración del Obispado de Mallorca. TRBM), ha tenido una duración de dos meses y medio.

La restauración ha consistido primeramente en una limpieza mecánica retirando acumulaciones de polvo, suciedad de rincones y grietas, y la aplicación por tercer año consecutivo, de un desinsectante, para eliminar y prevenir de futuras infestaciones de insectos como la carcoma común. También se ha llevado a cabo una limpieza química, retirando aquellas acumulaciones de suciedad causadas por la aplicación reiterada de productos, pero sobre todo por el contacto directo de las manos.

Se ha continuado con la consolidación de la madera debilitada por las acciones de la carcoma, la fijación de piezas que presentaban movimientos, la consolidación de elementos estructurales desestabilizados y el tratamiento de los metales, finalizando con la aplicación de una capa protectora sobre la superficie de la sillería, favoreciendo y homogeneizando su aspecto.

Una vez concluida la restauración se han tomado una serie de medidas de conservación para mantener el mueble en buenas condiciones por más tiempo. De esta forma, se ha liberado el espacio del coro de muebles que se habían ido depositando y amontonando, facilitando la visión del mueble gótico y previniéndole de futuros ataques de carcoma. También se mantienen los tramos separados de la pared, para poder acceder por la parte posterior con comodidad y facilitar su mantenimiento.

Otra medida adoptada por el TRBM para favorecer la conservación de esta sillería de coro y recordar que no es un objeto de uso, ha sido el cubrimiento de la misma con telas de algodón, evitando que el polvo se vaya depositando sobre el mueble y se deambule sobre la tarima.