EL SIGLO XIX EN LA COLECCIÓN DE ARTE UNICAJA

Emilia Garrido (18/07/2015)


 

 

La exposición titulada El Siglo XIX en la Colección de Arte Unicaja desvela un proyecto expositivo que logra reunir, por primera vez, una relevante selección de las manifestaciones pictóricas y escultóricas que conforman uno de los capítulos esenciales del consolidado fondo artístico de Unicaja.

El argumento principal de su discurso narrativo abarca un extenso periodo, pues los límites cronológicos de lo decimonónico no se circunscriben solo a dicho siglo, sino que hunden sus raíces en el XVIII y se prolongan hasta principios del XX. Este argumento además, dada su amplitud conceptual, faculta la inclusión de obras producto de la mentalidad decimonónica más allá de la pintura, cuyos autores estaban vinculados a la sociedad artística malagueña del siglo XIX. Es así que resulta capital la inclusión en la muestra de los afamados barros costumbristas malagueños, unas figuras elaboradas en barro cocido y después policromadas que reproducen tipos y escenas populares muy del gusto de la sociedad malagueña de la época, que debemos a manos como las de Salvador y Antonio Gutiérrez de León, José Cubero, José Vilches o Francisco Mussó.

En el apartado puramente pictórico nos encontramos con obras de una extensa nómina de artistas, como Juan Loubere, Pedro Sáenz, Serafín Martínez del Rincón, José Denis Belgrano, Guillermo Gómez Gil, Santiago Casilari Roldán, Antonio Muñoz Degrain, José Nogales Sevilla, José Fernández Alvarado, Emilio Ocón y Rivas, Manuel Muñoz Díaz, Luis Grarite Tejada, José Gartner de la Peña, Enrique Florido Bernils y Ricardo Verdugo Landi. Asimismo, tienen cabida obras singulares pertenecientes a autores de otras demarcaciones geográficas españolas, como Genaro Pérez Villaamil o Antonio María Esquivel, así como extranjeros que trabajaron en nuestro país a lo largo de este siglo como Juan Franch y Édouard Viénot.

Hablamos de una exhibición, compuesta por un total de 40 pinturas y 32 barros, con la que Unicaja ofrece a la sociedad andaluza la oportunidad de contemplar por vez primeras piezas singulares de su fondo artístico decimonónico, entre las que podemos destacar el significativo Flevit Super Illam (imagen superior), de Enrique Simonet y Lombardo, o la bellísima Vista del Monte San Antón de Emilio Ocón y Rivas.

A dichas primicias artísticas hay que sumar la exclusiva participación en la exposición de los barros malagueños del siglo XIX que forman parte de los fondos artísticos de Unicaja. Piezas que, si bien se encuentran expuestas de forma permanente en el Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares de Málaga, es la primera vez que, tras su adquisición hace más de treinta años, abandonan este espacio museístico para formar parte de una muestra itinerante que ha logrado aglutinar gran parte de los fondos del siglo XIX de Unicaja.

 

 

Mientras la mayor parte de la pintura española del siglo XIX española atendía a la normativa académica y, salvo contadas excepciones, seguía en el conservadurismo, en otros países contaban ya con pintores cuyas obras mostraban una clara renovación plástica. No obstante, también es incuestionable que no por crear un arte consabido merezcan nuevos planteamientos que permitan redescubrir, bajo nuevas ópticas y discursos, las obras que protagonizaron uno de los grandes capítulos de la historia del arte español. Entre ellas destacamos aquellas cuya autoría se debe a la extensa nómina de pintores vinculados a la Academia de Bellas Artes de Málaga.

La pintura de género constituye la temática preferente de la mentalidad romántica, en la que se refleja una imagen estereotipada de España acorde con las descripciones de la literatura de viajes. En ese mismo contexto, el arte malagueño producía una gran variedad de figurillas costumbristas de barro que reproducían tipos populares, espectáculos taurinos, majas de traje con rico colorido, bailaoras y guitarristas, o escenas de contrabandistas. Este conjunto de figuras de barro cocido y policromado, fruto del gusto burgués, iba destinado a decorar los salones de sus residencias y se comercializaba en el taller de los artistas, lugar donde, en una etapa inicial, hasta la apertura en 1851 de la Escuela de Bellas Artes que permitió una enseñanza artística más profesionalizada, se condensaban las posibilidades de acceder, mediante el tradicional sistema de aprendizaje familiar, a las artes de la talla, el modelado y la policromía.

El gusto de la burguesía, habituada a ver las escenas populares en las estatuillas de barro, se inclinaría especialmente por lo anecdótico y peculiar, y consecuentemente acabó caracterizando también la pintura de costumbres, de gran interés para la sensibilidad romántica.

 

 

La figura femenina, cuyo tratamiento llega a constituir un capítulo específico dentro de la pintura de costumbres, aparece representada como el personaje principal de las más variadas escenas. Es protagonista incondicional de escenas amorosas y lúdicas, en las que se divierte en columpios, se disfraza de maja, se viste según la moda japonesa con exóticos trajes de gran colorido, o simplemente merienda con kimono y sombrilla en un ambiente doméstico de gusto oriental. Unas recreaciones pictóricas que no tienen otra finalidad que la meramente decorativa de los interiores de las residencias de la alta sociedad.

Tras la mujer, será la naturaleza, y sobre todo el paisaje, otro de los géneros predilectos del romanticismo. Una naturaleza cargada de espiritualidad que evolucionará, ya a mediados del siglo, a una pintura más naturalista, con mayor intencionalidad objetiva. Dentro de esta temática, que logra un desarrollo extraordinario en Málaga, será el mar, a veces combinado con perfiles de la ciudad, el que, por razones geográficas, se convierta en el gran protagonista a través de una pintura que, en ocasiones, llega a documentar lugares emblemáticos de la ciudad, pero que continua anclada en el sentimentalismo subjetivo de la imaginación romántica.

El paisaje de ciudades de Italia también gozará de gran aceptación entre los artistas pensionados en Roma, constituyendo una prueba de ello el sobresaliente Canal de Venecia firmado por Antonio Muñoz Degrain. Como colofón al recorrido que ofrece este capítulo de paisajes debemos hacer alusión a los grabados del gallego Genaro Pérez Villaamil, considerado como el mejor paisajista español romántico del siglo XIX español, que representan animadas vistas de monumentos, muy características del paisaje de su época.

El decimonónico en un siglo que mostrará cierta predilección por las obras vinculadas a las temáticas histórica y religiosa, que, en ocasiones, participan incluso de un mismo espacio. Ambientaciones y narraciones que, en esta muestra, cuenta con dos ejemplos relevantes: Peña de los Enamorados (imagen superior), de Serafín Álvarez del Rincón, adscrita a un registro temático de literatura popular relacionada con la historia local, y el mencionado Flevit Super Illam, cuya evidente intención devocional no obvia su carácter de naturaleza histórica.

Finalmente cabe destacar, como pone de manifiesto esta exposición, la notable función del retrato, que encuentra en el siglo XIX una sociedad burguesa pudiente y, a la vez, ansiosa por perpetuar su imagen como protagonista del auge económico que sufrió Málaga a través de los diferentes sectores profesionales.

 

 

De forma paralela a la muestra, como complemento de la misma y por primera vez a lo largo de su itinerancia, se ha diseñado un interesante ciclo de conferencias que abordará, de manos de consumados especialistas en el entramado histórico-artístico de la Málaga decimonónica, diversos aspectos y puntos de vista con las obras del siglo XIX pertenecientes a la Colección de Arte Unicaja como telón de fondo.

Este ciclo de conferencias ofrece la oportunidad de adentrarse en temáticas concretas como la relativa a los creadores plásticos malagueños de la segunda mitad del siglo XIX, conocer en profundidad la producción del pintor Pedro Sáenz y Sáenz, vislumbrar las diferentes perspectivas de la feminidad contenidas en la pintura malagueña del momento, o conocer, en profundidad y detalle, los aspectos y contenidos presentes en este interesante capítulo de la Colección de Arte Unicaja.

Las conferencias, que tendrán lugar del 9 al 17 de septiembre de 2015, en el Salón de Actos de Unicaja (Acera de la Marina, 1ª Planta), se desarrollaran según el siguiente programa:

 

Miércoles 9 de Septiembre, a las 20:00 horas
Una Gran Ciudad para unos Grandes Maestros: Málaga durante la Segunda Mitad del Siglo XIX
Elías de Mateo Avilés Director del MUPAM y Museo Revello de Toro. De la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.

Jueves 10 de Septiembre , a las 20:00 horas
Pedro Sáenz y Sáenz: su Presencia en la Colección Unicaja
Tomas Galicia Gandulla. Doctor en Historia del Arte

Martes 15 de Septiembre, a las 20:00 horas
Entre el Deseo y la Fantasía. La Construcción de la Feminidad en la Pintura del Siglo XIX en Málaga
Belén Ruiz Garrido. Profesora de Historia del Arte (UMA)

Jueves 17 de Septiembre, a las 20:00 horas
Pintura del Siglo XIX en la Colección Unicaja
Teresa Sauret Guerrero Catedrática de Historia del Arte (UMA)

 

Hasta el 20 de septiembre de 2015 en Salas de la Coracha, Museo del Patrimonio Municipal de Málaga
(MUPAM, Paseo de Reding nº 1) Horario: martes a domingo, de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 horas; lunes, cerrado.

 

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