NUEVA OBRA DE JOAQUÍN SALCEDO

Pedro Alarcón Ramírez (11/10/2012)


 

 

 

Nos encontramos ante una personalísima pieza suntuaria que, con su original traza, viene a enriquecer el patrimonio artístico de la hermandad malagueña de los Remedios. Buena parte de su valía procede del propio diseño, en este caso llevado a cabo por el propio bordador de la pieza, Joaquín Salcedo Canca, quien se ha basado asimismo en ideas de José Soler, miembro de la corporación. Siguiendo fielmente el concepto estético del patrimonio de la hermandad, el dibujo ha sido orquestado según los parámetros del bordado dieciochesco, dando lugar a una obra de estilo claramente rococó. La pieza ha sido bordada en oro fino sobre terciopelo de color rojo guinda, según técnicas que se alejan del consabido bordado a realce, pues ha sido ejecutado casi en su totalidad sobre el tejido soporte, rescatando técnicas antiguas propias de los obradores monacales. El resultado es una obra que presume de un riguroso historicismo.

El corte del enser es el propio de un estandarte de tipología clásica, concebido como un lábaro acabado en dos puntas. Su contorno prácticamente rectilíneo se anima sutilmente por la disposición del ornamento en forma de rocalla, festoneando todo el perímetro. Buena parte de esas formas la constituyen clásicas ces que encierran livianas hojas de acanto. En el centro de la insignia, la imagen de Nuestra Señora de los Remedios ha sido representada en seda de colores según la práctica de los añejos verdaderos retratos, a partir de una pintura realizada por el pintor benalmadense Francisco Naranjo Beltrán, artífice de otras piezas singulares para la hermandad como el cierre del camarín o el frontal de altar que se dispone en los cultos. Así, el óvalo con la imagen de la Virgen sigue muy de cerca algunos modelos zurbaranescos de la Inmaculada Concepción, especialmente en la forma en que se dispone el manto sobre nubes y cabezas de querubín. El vivaz cromatismo del celaje figurado como fondo delata un virtuoso trabajo de la seda. Muy singular resulta el marco de esta representación, guarnecido de una cenefa de rocalla que, al alternarse en un ritmo pareado, confiere un acusado perfil mixtilíneo muy interesante. El resto de la superficie textil ha sido tejido como una doble malla de cuadrados al sesgo.

Especial atención merece la propia selección de los puntos de bordado. Se da con mucha profusión la cartulina en diversas variantes, sobre todo en el molduraje de la rocalla; la hojilla, por su parte, destaca en las pequeñas ces secundarias de la cenefa y en los nervios de la rocalla; en los motivos vegetales, finalmente, se combinan distintas formas de tejido, completándose la labor con pedrería de cristal. Digno de mención es el denodado trabajo de la corona real que remata esta obra, pues se ha configurado como un elemento exento. El canasto es una fastuosa muestra armada en que tienen cita múltiples puntos de bordado, con especial énfasis en la hojilla de oro y la pedrería. Los achatados imperiales, sumamente evocadores del periodo dieciochesco, acogen un orbe exento que remata el astil del simpecado. El cincelado del metal ha correspondido a los talleres de Orfebrería Andaluza de Sevilla, siguiendo el mismo estilo que los bordados.

 

 

 

Fotografías de Alejandro Cerezo

 

Nota de La Hornacina: nuestro agradecimiento a Alejandro Morante.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com