HORIZONTALIA

26/05/2012


 

 

CAC Málaga presenta Horizontalia, exposición de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) un artista que se ha convertido en un referente en la creación pictórica de las últimas décadas, marcando un estilo propio que, de un modo u otro, ha influido en la obra de muchas generaciones posteriores. Muestra de la importancia de sus trabajos son los premios recibidos a lo largo de todos sus años de trayectoria profesional, entre los que cabe destacar el Premio Nacional de Artes Plásticas (1981), el Premio Velázquez a las Artes Plásticas (2007) y el reciente nombramiento como Hijo Predilecto de Andalucía (2012).

Tras estudiar en la Facultad de Derecho, comienza su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Durante el desarrollo de su carrera va asimilando de un modo personal los nuevos lenguajes creativos de las últimas cinco décadas. Así, en el año 1958, tras vivir en París varios años, entra en contacto con el informalismo. Con posterioridad conoce el Pop Art, el cual le ofrece nuevos e importantes medios plásticos de expresión. A la configuración de una estética propia, le acompaña, su interés por plantear nuevos discursos desde el conocimiento e interés por el psicoanálisis, el cine y la música. Su trayectoria, siempre marcada por la experimentación, continúa así como por el cambio de registro en su producción, ha sido enmarcada dentro de la abstracción, una definición que encorseta un trabajo que va más allá, en un afán de descubrimiento de nuevo horizontes plásticos.

La muestra Horizontalia se centra en sus trabajos más recientes, con una selección de unas 30 obras de gran formato. Su título define la exposición, no únicamente desde el punto de vista del formato de las obras, sino también desde la misma concepción y evolución de las mismas.

 

 

Ya en los años 70 Luis Gordillo hizo una división en su trabajo entre pintura vertical y horizontal. En la primera trabajaba sirviéndose de la gama de color completa y tratando de profundizar en el espacio interior del cuadro, en una especie de escultura-color, trabajando hasta el infinito en busca de profundidad. Este proceso resultó ser extremadamente doloroso y asfixiante y acentuó el análisis del hecho creativo por el artista apoyándose en el psicoanálisis. Gordillo fotografía todas sus obras, las guarda y clasifica por temas, Sirviéndose de ellas como fuente inagotable de ideas e inspiración. En los años 60 las reproducciones fotográficas eran de calidad media y casi todas en blanco y negro. Sin embargo, los avances técnicos se traducen en un cambio en la calidad aportando reproducciones de gran nitidez plenas en colorido. Esta nueva visión de sus propias obras producen en el artista un efecto tranquilizante ante la búsqueda obsesiva de profundidad en las obras que había producido en formato vertical, lo que le lleva a iniciar un nuevo proceso creativo.

Comienza entonces a experimentar la contraposición entre imágenes en blanco y negro y en color con múltiples variaciones; invirtiéndolas, multiplicando bastidores y entrando en un proceso donde la obsesión por la profundidad desaparece para dejar paso a la imagen neutralizada y, con ella, lo que Gordillo llama pintura horizontal, donde trabaja expansiones de la imagen en duplicidades espaciales, desdoblamientos y montajes en dípticos y políticos de diferentes extensiones. Para ello usa bastidores verticales que trabaja de manera independiente. En un momento del proceso, empieza a juntar lienzos y asimila las reacciones que le producen, ya sean de aceptación o repulsa. Una actividad larga que tiene su origen en unos cuadros que realizó en los años 80 colocando 25 unidades de cartulinas pintadas en 5 niveles y 5 columnas, con la libertad de colocarlos en el suelo y cambiarlos de posición hasta llegar a la obra final.

A Luis Gordillo le interesa la complejidad espacial, la interferencia entre planos, la multiplicidad, para generar obras llenas de vitalidad que parece que estén vivas, en una especie de juego orgánico. Un ejemplo es la obra Lee Friedlander in The Sixties (2008), en alusión a los trabajo del fotógrafo americano de los años 60, donde la ciudad se reflejaba en la luna de un espejo, el fotógrafo en el escaparate que fotografiaba, el viandante que pasea... Todo ello produce una complejidad espacial e interferencias de planos en los que se inspiró Gordillo en una especie de horror vacui vitalista.

 

 

Hasta el 13 de agosto de 2012 en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga
(Calle Alemania, s/n) Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.

 

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