ARTE BELGA EN EL MUSEO CARMEN THYSSEN MÁLAGA

10/10/2022


 

 

A través de más de setenta obras, procedentes del Musée d'Ixelles de Bruselas, la exposición Arte belga. Del impresionismo a Magritte. Musée d'Ixelles del Museo Carmen Thyssen Málaga (Plaza Carmen Thyssen. Calle Compañía, 10) ofrece un completo y singular panorama que permite indagar en las principales tendencias plásticas desarrolladas en Bélgica desde el "fin-de-siècle" hasta los años 40 del siglo XX. En este período de intensa búsqueda de modernidad, el arte belga presenta influencias internacionales y características específicamente locales, y se significa sobre todo por sus propuestas avanzadas, el atrevimiento creativo y la tensión entre el profundo apego a la realidad y la propensión a la imaginación desbordante. Un arte que destacó por su libertad creativa, el color deslumbrante y sus atmósferas enigmáticas.

El recorrido comienza en la Sala Noble en la segunda mitad del siglo XIX, momento en que, desde el realismo y el paisaje naturalista, se inicia en Bélgica el arte moderno, bajo la influencia de los principales centros artísticos europeos -especialmente Francia, cuyos autores más insignes expondrán en Bruselas de forma habitual durante varios decenios. Sobre una tradición local de apego a lo real, la influencia de Gustave Courbet y su revolucionaria pintura naturalista, franca y cruda, y de la escuela de Barbizon y su interés por el paisaje rural despojado y directo estimuló un arte belga centrado en temáticas de la vida moderna, urbana y campesina, que derivará hacia un realismo social a finales de la centuria en artistas como Constantin Meunier, Charles Degroux o Eugène Laermans. Por otro lado, el interés por la naturaleza en pintores como Hippolyte Boulenger o Louis Artan marcó el punto de partida para una exploración del paisaje local, en la que la pintura se fue haciendo cada vez más gestual y libre en su técnica, como antesala de las tendencias impresionistas posteriores.

En el desarrollo de una innovadora pintura de paisaje desempeñaron un papel fundamental grupos como el Cercle des XX (activo entre 1883 y 1893) y la Libre Esthétique (1893-1914), en cuyos salones expusieron todos los maestros de referencia del arte moderno francés, desde el impresionismo a las primeras vanguardias. En este contexto tuvo un destacado protagonismo Octave Maus, coleccionista (a Maus pertenecieron varias de las obras que podemos admirar en esta exposición), crítico y animador imprescindible de la escena cultural bruselense en su búsqueda de renovación. Inspirados por estos referentes y ávidos de modernidad, en la década de 1880, numerosos artistas belgas se dejarán seducir por las experimentaciones con la luz y el color con la técnica de los impresionistas o los puntillistas, desarrollando una pintura luminista propia que representa un momento capital del arte en Bélgica en manos de artistas como Théo van Rysselberghe, Willy Finch, Anna Boch, Émile Claus e incluso el pintor español Darío de Regoyos. Junto a ellos, merece especial mención la obra artística de James Ensor, a medio camino entre el impresionismo y el expresionismo, marcada por una cierta extravagancia en las temáticas y por un estilo colorista muy personal.

 

 

Frente a las opciones de signo realista e impresionista, centradas en la observación de la vida de un país en plena industrialización y en las experiencias de una pintura atmosférica, la sugerente estética simbolista y su desapego a la realidad anticipan a finales del XIX, en artistas como Fernand Khnoff, Félicien Rops o Léon Spilliaert, una de las señas de identidad más destacadas del arte belga: su gusto por mundos oníricos e inquietantes, que el surrealismo llevará a su capítulo más brillante. Con el simbolismo y su ruptura con la descripción de la realidad, imperante hasta el momento en el arte belga, se abre la puerta a una vanguardia propia que, en las primeras décadas del siglo XX, se adentrará en nuevos territorios. Así, Rik Wouters, Louis Thévenet o Jos Albert apuestan por un uso radical del color puro, derivado del fauvismo francés. Por su parte, el expresionismo de Anto Carte o Gustave De Smet se centra en escenas rurales e intimistas, de colores terrosos y de formas duras y simples (en las que también se refleja el cubismo) o incluso naífs.

Cumbre del arte europeo del siglo XX, el surrealismo belga está representado en la muestra con sus dos máximos exponentes: René Magritte y Paul Delvaux. Desde finales de los años veinte, Magritte despliega en sus obras un asombroso y lírico universo figurativo, donde seres, objetos y escenarios entablan relaciones que escapan a la lógica. Entregado su creador a la más absoluta libertad creativa, sus pinturas enigmáticas retan al espectador que busca descifrar los códigos ocultos, por ejemplo, tras sus inconfundibles siluetas masculinas con sombrero. Delvaux, por su parte, ambienta sus composiciones con una escenografía teatral que evoca la arquitectura clásica, ocupada por figuras femeninas desnudas e impasibles, y que, unidas, conforman un mundo onírico desconcertante, inmóvil y silente, en algún punto entre el sueño y la realidad.

Arte belga. Del impresionismo a Magritte. Musée d'Ixelles, comisariada por Claire Leblanc, directora del Musée d'Ixelles, estará abierta al público desde mañana martes, 11 de octubre, hasta el 5 de marzo de 2023, con el patrocinio de Fundación Unicaja y McArthurGlen Designer Outlet Málaga. En concreto son 77 obras de 50 artistas. Horarios: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas; cerrado los lunes (excepto lunes festivos) y los días 25 de diciembre de 2022 1 y 6 de enero de 2023; días 24 y 31 de diciembre de 2022, de 10:00 a 14:00 horas.

 

 

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