PINTAR LA LUZ

31/05/2021


 

 
 

La cruz de término

Santiago Rusiñol
1891-1892
Óleo sobre lienzo
79 x 100 cm
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

 

En el año del décimo aniversario del Museo Carmen Thyssen Málaga (MCTM), la exposición Pintar la luz. Maestros catalanes de la colección Carmen Thyssen rinde homenaje a la colección de pintura española de la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza, de la que el MCTM acoge una extensa muestra, y que ahora amplía con una exposición temporal de más de 50 piezas, entre pinturas, esculturas y dibujos, del conjunto de maestros catalanes de los siglos XIX y XX que destaca en el extraordinario fondo artístico que posee Carmen Thyssen y que le es especialmente querido, por cercanía sentimental con sus raíces familiares.

Como reflejo de los gustos e intereses que han dado forma a toda la colección de la baronesa, predominan también aquí la pintura de paisaje, el costumbrismo y la figura femenina, en obras que parecen unidas por una común aspiración por pintar la luz, en sentido literal o metafórico, desde el realismo iniciado por Alsina, a mediados del XIX hasta la vanguardia, donde la modernidad aparece como un destello en las tinieblas del contexto histórico de las décadas centrales del XX, pasando por las experiencias en torno al color de los artistas del fin de siglo o el noucentisme de luces mediterráneas en los albores de la nueva centuria.

Planteada como un panorama de los diversos lenguajes y propuestas artísticas catalanes que la colección Carmen Thyssen aúna, la exposición Pintar la luz. Maestros catalanes de la colección Carmen Thyssen es un recorrido a través de 36 artistas, movimientos, corrientes y estilos personales que dan una clara imagen de los numerosos caminos de renovación y modernidad emprendidos por la pintura catalana a lo largo de un esplendoroso siglo de arte.

Pensaba el artista Marcel Duchamp que un coleccionista es una suerte de autor de una obra singular y personal; con su elección de unos objetos determinados y no de otros, emulando al artista al escoger asuntos para sus cuadros, "pinta una colección". Apasionada coleccionista de obras llenas de color y emoción que invitan a dejarse cautivar por su belleza, la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza parece haber buscado en la creación de su extraordinaria colección de maestros catalanes pintar la luz.

Paisajes a pleno sol o melancólicos crepúsculos, en plácidas campiñas o refulgentes costas, interiores en los que se cuela el aire libre, vibrantes luces artificiales en mitad de la oscuridad y la noche, realizados entre Barcelona, Roma, París, Sitges o Mallorca, recorren así, en la primera sección de la exposición, los numerosos caminos de renovación de la pintura catalana entre mediados del siglo XIX y los albores del XX.

Las obras seleccionadas sintetizan lo mejor de esta parte de la colección Carmen Thyssen, desde el mencionado Martí Alsina, iniciador de un realismo en continua transformación durante medio siglo bajo el impulso sucesivo de una pintura al aire libre y las primeras apuestas de modernidad introducidas por Meifrèn, Casas y Rusiñol, hasta las experiencias intensamente personales e innovadoras de los artistas del fin de siglo, como Anglada, Nonell o Mir, dominadas por la expresividad del color.

Como reflejo del conjunto de una colección especialmente querida por la baronesa por la cercanía sentimental con sus raíces familiares y en la que predominan la pintura de paisaje, el costumbrismo y la figura femenina, estos lienzos aparecen unidos por una común aspiración por atrapar la luz, al compás de la evolución del arte europeo contemporáneo, conocido por los artistas catalanes en sus frecuentes viajes y estancias en la ciudad de París, capital por entonces del naciente arte moderno.

 

 
 

Interior al aire libre

Ramon Casas
1892
Óleo sobre lienzo
161 x 121 cm
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

 

A los distintos factores que contribuyen a la prosperidad económica del territorio catalán en los primeros años del XX -preeminencia de la burguesía o inmejorable ubicación geográfica- se suman circunstancias de índole cultural que acentúan su protagonismo en las artes plásticas: una sociedad tolerante, una refinada sensibilidad artística educada en la excelencia tradicional de las artes y oficios o un floreciente mercado para el arte contemporáneo. Así, la pintura catalana vive un período de esplendor del que da buena cuenta la colección.

La experiencia del noucentisme, un movimiento autóctono de vanguardia erigido sobre los valores de la tradición mediterránea, la hallamos principalmente en las obras pictóricas de Joaquim Sunyer y en las esculturas de Josep Clarà o Manolo Hugué. La corriente encarna, en el ámbito artístico y literario, las aspiraciones de la burguesía industrial catalana de un proyecto reformista y se presenta como una mirada arcaizante al Mediterráneo en la que, partiendo del paisaje y la vida rural catalanes, el hombre vive en comunión con la naturaleza. Se trata de un canto a la civilización campesina y a la gozosa vida mediterránea.

Además, en la exposición Pintar la luz. Maestros catalanes de la colección Carmen Thyssen se advierte un universo pictórico heterogéneo, configurado por diferentes sensibilidades figurativas -Togores, Durancamps, Grau, Sacharoff-, que denotan fundamentalmente una querencia por la pintura colorista, como experiencia sensorial lúdica, por el género del paisaje y una acentuada influencia del arte francés moderno: desde la captación de la luz como valor plástico, a la manera impresionista, hasta el sentido volumétrico de la pintura de Cézanne, el carácter decorativo y lírico de los nabis o el cromatismo rutilante de los fauvistas.

En la muestra también asistimos a la hegemonía, en los primeros años de la segunda mitad del XX, de la pintura catalana como referente del vanguardismo español. En un país marcado por una autarquía reaccionaria y aislada, se desarrolla, paradójicamente, un arte muy conectado con las corrientes internacionales más avanzadas. Encontramos por ejemplo al pintor uruguayo -aunque formado en la ciudad de Barcelona- Joaquín Torres-García como prefiguración de una pintura rupturista, que se articula mediante símbolos y reduce a su mínima expresión los medios pictóricos y la paleta.

El núcleo de ese nuevo espíritu renovador es Dau al Set (1948-1956), un movimiento artístico pionero en la España de posguerra y formado por un equipo multidisciplinar, donde se integran los pintores Modest Cuixart, Joan Ponç y Antoni Tàpies. Frente al tedio cultural franquista y al convencionalismo académico, Dau al Set propone una manera radical de representar el mundo, influida por el surrealismo y el dadaísmo, y abre la puerta en Cataluña al arte gestual y espontáneo, basado en la experimentación técnica y en la reivindicación de la materia, donde lo mágico representa una fuerza incontenible.

Su más insigne pintor, Antoni Tàpies, abanderará la potencia plástica del informalismo español y su buena acogida en el extranjero, mediante un estilo severo, evocador y en el que prima la subjetividad. La indagación de la abstracción en clave poética es otra de las bases de la pintura catalana de ese período, como se aprecia en la obra de Albert Ràfols-Casamada o de Antoni Clavé. El uso de materiales y técnicas no convencionales, o la búsqueda de efectistas contrastes materiales y de color, revelan una pintura que alcanza la excelencia en cuanto a refinamiento y suntuosidad plástica.

La exposición Pintar la luz. Maestros catalanes de la colección Carmen Thyssen estará abierta del 1 de junio al 17 de octubre de 2021 en el Museo Carmen Thyssen Málaga (Plaza Carmen Thyssen. Calle Compañía, 10) en horario de 10:00 a 20:00 horas (martes a domingo; lunes, cerrado).

 

 
 

Niñas a la luz de un farol

Lluís Graner
Hacia 1899
Óleo sobre lienzo
90 x 94 cm
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

 

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