RESTAURADA LA PORTADA DEL MUSEO DE HISTORIA DE MADRID, OBRA DE PEDRO RIBERA
06/11/2025

Diseñada por el arquitecto madrileño Pedro de Ribera (1681-1742) y construida entre 1721 y 1726, la portada está realizada, principalmente, en granito y dolomía, con presencia de elementos metálicos y dedicada a la figura de San Fernando. Considerada uno de los grandes ejemplos del barroco madrileño, preside el antiguo Hospicio del Ave María y San Fernando, institución asistencial fundada en el siglo XVII, pero profundamente transformada y monumentalizada en el siglo XVIII por Ribera, actual sede del Museo de Historia de Madrid, cuya colección está dedicada a la evolución urbana, social y cultural de la ciudad desde el siglo XVI hasta nuestros días. Ribera nace en la calle del Oso de Lavapiés, barrio en el que pasará toda su vida. Su padre, carpintero y ensamblador de origen aragonés, se ocupa de los primeros años de su formación. El oficio de la arquitectura lo aprenderá trabajando junto a maestros que marcarán su desarrollo, como el arquitecto real Teodoro Ardemans, del que será ayudante, y José Benito de Churriguera. También será clave el Marqués de Vadillo, con quien mantendrá una buena amistad y que, en su puesto de corregidor de la Villa, le hará importantes encargos. Al morir Ardemans en 1726 es nombrado Maestro Mayor de Obras y Fuentes de Madrid, cargo que le lleva a construir un enorme legado del que vamos a repasar algunas obras. La portada se organiza como un retablo pétreo, estructurado en tres cuerpos verticales y rematada por una hornacina central. El juego de planos, molduras, ménsulas y rocallas genera un efecto de profundidad escultórica. En la hornacina superior se sitúa la estatua de San Fernando, obra del escultor Juan Villabrille y Ron, representando al rey santo portando las llaves de Sevilla, símbolo de su victoria sobre el Islam en 1248, pero también emblema del poder concedido por Dios al rey justo. Su inclusión alude directamente al nombre del hospicio, pero también al deseo de legitimar la función benefactora del edificio bajo el amparo de un monarca santo y victorioso. La iconografía refuerza el vínculo entre caridad, orden social y monarquía sacralizada: el hospicio es una obra de misericordia, pero también de control y jerarquía. El cuerpo arquitectónico que enmarca a San Fernando lo eleva no sólo en términos físicos, sino simbólicos: es el intercesor entre el cielo y la ciudad. El edificio fue declarado Monumento Artístico Nacional en 1919, adquiriendo la categoría de Bien de Interés Cultural. Desde entonces, se han sucedido diversas intervenciones, algunas de las cuales afectaron directamente a la portada. En ocasiones, se aplicaron técnicas poco compatibles con los materiales originales, lo que, unido al paso del tiempo y a las inclemencias meteorológicas, derivó en un deterioro progresivo. |

Entre las patologías detectadas, se encontraban microfisuras y fisuras, pérdidas de material, deplacaciones, morteros de elevada dureza, alteración cromática, además de restos de ceras microcristalinas que provocaban manchas. También se observó suciedad superficial, depósitos y colonización biológica. Ante esta situación y conforme a los criterios de restauración establecidos por la legislación patrimonial vigente, el Ayuntamiento de Madrid ha acometido la intervención con el respaldo de estudios técnicos y científicos. Los trabajos han sido ejecutados por un equipo multidisciplinar formado por conservadores-restauradores, petrólogos, arquitectos, arquitectos técnicos e historiadores. Los objetivos de los trabajos, realizados entre abril y octubre de 2025 con una inversión de casi 175.000 euros, se han centrado en estabilizar el estado material de la obra, frenar el deterioro y recuperar su valor histórico y estético, aplicando soluciones compatibles, reversibles y respetuosas con el conjunto. Las labores desarrolladas han incluido el saneado de las zonas deterioradas, la limpieza superficial y mecánica -incluso mediante microproyección- y la consolidación puntual de las áreas más disgregadas. Se han retirado los morteros degradados para su reposición y se han entonado los nuevos materiales con los originales. También se han eliminado recrecidos de intervenciones anteriores que distorsionaban la lectura de la portada y se han sustituido los baberos de plomo en mal estado. Las rejas y elementos metálicos se han protegido frente a la corrosión y se han asegurado los que presentaban riesgo de desprendimiento. Finalmente, se ha aplicado un hidrofugante sobre toda la superficie para protegerla de los efectos del agua. La intervención se ha completado con la ampliación de la línea de vida existente en la cubierta del museo para facilitar futuras labores de revisión y mantenimiento, conforme al Plan de Conservación Preventiva de la Portada. También se han instalado sistemas para evitar el posado de aves y prevenir el biodeterioro de la piedra. Todo este proceso de recuperación patrimonial que ahora concluye ha podido ser conocido de primera mano por todas aquellas personas interesadas a través del programa de visitas Abierto por restauración, que de mayo a septiembre de 2025, ha permitido subir a los andamios a más de 4.500 personas. |
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Detalle de San Fernando antes de la restauración |
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