MARIANO BENLLIURE EN LAS COLECCIONES DE LA ACADEMIA DE SAN FERNANDO

Con información de Víctor Nieto Alcaide (10/05/2022)


 

 
 
Gitana del Albaicín

 

Con motivo del 75 aniversario del fallecimiento del escultor Mariano Benlliure (1862-1947), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Alcalá 13, Madrid) reúne en una de las salas de la colección permanente del museo varias obras del artista reveladoras de la potente expresividad y dominio de su lenguaje escultórico.

Entre las obras de Benlliure que se conservan en los fondos artísticos de la RABASF, se exponen por vez primera dentro de la colección dos valiosas piezas procedentes de la donación de la psicoanalista doña Enriqueta Moreno Orué, mujer del arquitecto y académico don Antonio Fernández de Alba: el busto escultórico en bronce titulado Gitana del Albaicín (1914) y la acuarela La carta (1894).

El artista modeló el busto en barro de la escultura Gitana del Albaicín durante una estancia en Granada en 1914, acompañando entre otros al nuevo embajador de Argentina, Marco Avellaneda. Se trata de una joven que bailó en una de las fiestas flamencas organizadas como homenaje al diplomático. Posteriormente, Mariano Benlliure realizó el vaciado en yeso y lo mandó fundir en bronce.

Respecto a La carta, fue realizada durante su estancia en Roma en 1894. Se trata de una obra de estilo preciosista, donde la mezcla de la acuarela y el gouache dan como resultado un efecto denso y pictórico. Representa el interior de una habitación donde aparece, en primer plano, una mujer recostada sobre un diván rojo de terciopelo, semienvuelta en una manta de piel mientras otra mujer le está leyendo una carta. La escena transmite el aire parisino tan característico de la época y de este estilo. 

 

 
 
La carta

 

Otra obra destacable es Fernando y María Luisa Roca de Togores (1921). Se trata de una representación figurativa, a modo de retrato funerario, de estos dos hermanos que fallecieron con días de diferencia. Sus padres encargaron la obra a Mariano Benlliure, quien quiso reflejar un sentimiento de ternura y sosiego, muy alejado del drama que les supuso perder a sus dos hijos.

Benlliure fue un artista precoz, de esos que, cuando comienza su actividad, tienen ya una orientación precisa y definida. Viaja a Roma en 1881, el centro permanente del clasicismo y del protagonismo de la escultura y de su indiscutible valor monumental. Desde allí, viaja a París en 1883 y 1885, el centro en el que se desarrollaba la principal renovación artística de su tiempo. Algunos años después Benlliure obtenía la Medalla de Honor de la escultura de la Exposición Universal de París de 1900.

La intensa actividad y larga vida hicieron de Benlliure uno de los escultores más prolíficos y renombrados de su tiempo. Toda su obra pone de manifiesto una pasión por la escultura como forma de concebir el mundo y la existencia, y una identidad con el hecho escultórico como lenguaje artístico y actitud vital.

La escultura es volumen y superficie tridimensional. Pero esta superficie, en la escultura de Benlliure, no es solo la cara externa del volumen sino un componente esencial de la escultura. Frente a las superficies lisas de los modelos clásicos su escultura muestra un tratamiento dinámico de la materia a través de la visibilidad de la huella de los trazos y los toques del modelado. Son superficies palpitantes, táctiles y cargadas de vida. Por ello, sus esculturas, dedicadas a temas diversos, siempre transmiten una sensación de existencia al convertir la materia inerte de la escultura en un elemento vivo existente en la realidad.

 

 
 
Fernando y María Luisa Roca de Togores

 

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