SUBASTAS SEGRE. SUBASTA DE DICIEMBRE 2020

09/12/2020


 

La próxima subasta de la casa (Segre 18, Madrid) comprende tres sesiones, todas ellas a partir de las 18:00 horas: la primera tendrá lugar el martes 15 de diciembre y comprenderá las piezas de pintura, la segunda se celebrará el 16 de diciembre y se ocupará de las artes decorativas, por último la tercera estará dedicada a la joyería el 17 de diciembre. Las piezas a subasta se hallan expuestas hasta el 14 de diciembre. El horario de sala (lunes a sábado) es continuado de 10:00 a 20:00 horas, incluidos los sábados de la exposición.

 

 

Lluís Borrassà

Nos hallamos ante un compartimento del disperso retablo de Santa Marta, Santo Domingo y San Pedro Mártir procedente de la capilla de Santa Marta de la Catedral de Barcelona, una de las últimas obras realizadas por el pintor Lluís Borrassà y su fecundo taller de producción de retablos. Borrassà hoy es uno de los maestros emblemáticos de la pintura medieval en tierras hispanas y máximo representante del gótico internacional, el subestilo que hacia 1400 irrumpió en la Corona de Aragón procedente de las cortes europeas. Antes de emigrar a Estados Unidos, este temple sobre tabla (97 x 63,8 cm), titulado Milagro de San Pedro Mártir y los náufragos, había pasado por diversas colecciones barcelonesas. En la década de 1950 regresó de Estados Unidos a España, donde estuvo en una colección de la localidad catalana de Lloret de Mar (Girona). Los beneficios obtenidos con la venta de esta obra serán destinados íntegramente a Cáritas.

 

 

Luis de Morales

La aparición de este óleo sobre tabla (38 x 30 cm) supone una importante contribución al corpus pictórico de Luis de Morales, más conocido como "el Divino" por su consumada dedicación a cuadros de temática religiosa que gozaron de gran popularidad entre la clientela del momento. Fue tal su fama que debió de ser requerido por el mismo Felipe II para pintar algunas obras devocionales que más tarde regaló a su círculo de amigos más íntimo. Curiosamente este Ecce Homo guarda un enorme parecido con otro vendido por Fernando Durán (Madrid) en julio de 2017. En esta réplica, casi exacta, varía el color de la túnica y la no presencia de ésta en el hombro derecho. Frente a estos ejemplares encontramos una segunda versión en el Museo de la Catedral de Orihuela (Alicante), procedente del palacio episcopal, y otra tercera adscrita al taller del artista que apareció en Alcalá Subastas en octubre de 2015. Como recientemente ha manifestado la investigadora Isabel Mateo, gran conocedora de la obra de Luis de Morales, nos encontramos ante una obra autógrafa, de excelente calidad, sin intervención del taller. La cuidada precisión del dibujo, unido a la portentosa minuciosidad con la que el pintor ha descrito detalles tan sumarios como el cabello o las heridas del rostro así lo corroboran.

 

 

Luis Salvador Carmona

Escultura de San José con el Niño en madera tallada, dorada, policromada y estofada, con ojos de cristal y corona de plata. Mide 62 cm de altura. Luis Salvador Carmona es uno de los escultores más destacados del siglo XVIII en España, continuador de la célebre escuela castellana de imaginería. En sus trabajos de escultura para decorar el Palacio Real de Madrid, entra en contacto con círculos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que estaba comenzando su andadura, y se convierte en teniente director de la misma. Durante su vida tuvo gran cantidad de encargos en toda España y en las Indias. Casi toda su obra se centra en la temática religiosa, con características de la imaginería barroca pero ya con tendencias neoclásicas con figuras idealizadas, que transmiten serenidad, gracia con rasgos delicados y gran detalle en el tratamiento de pliegues. Obras parecidas a ésta, en temática y composición, se pueden ver en la Iglesia de San Fermín de los Navarros (Madrid), la Iglesia de San José (Madrid) o la Iglesia del Carmen (Estepa-Sevilla).

 

 

Círculo de Pedro de Mena

Esta figura en madera policromada representa el cuerpo incorrupto de San Francisco de Asís tal y como lo encontraron 200 años después de su muerte. La leyenda se extendió rápidamente y hubo una gran demanda del modelo para los conventos franciscanos. El primer modelo lo realiza Gregorio Fernández para el convento vallisoletano de las Descalzas Reales. Francisco de Zurbarán realizó tres cuadros a tamaño natural en los que se debió inspirar el granadino Pedro de Mena, que realizó tres modelos: uno hacia 1663 para la Catedral de Toledo que se convirtió en prototipo; otro que se encuentra en el Museo Municipal del Palacio de Nájera -que es más similar al que se subasta, con la cabeza y la mirada más elevada- y otro que se conserva en el Museo de Antequera (Málaga). Otro autor, el malagueño Fernando Ortiz, también realiza un San Francisco siguiendo el prototipo de 1738, que se encuentra en el Museo de Valladolid y con el que nuestra escultura también tiene un gran parecido. La obra que nos ocupa es del siglo XVIII y mide 94 cm de altura.

 

 

Lorenzo Mosca

Belén napolitano atribuido a Lorenzo Mosca, activo entre 1760-1780. Realizado en terracota, madera, estopa, alambre, pasta vítrea y tejido. Este Nacimiento destaca por la gran calidad técnica de las figuras, tanto en el modelado como en la policromía, así como por su gran tamaño que se puede relacionar con un gran entorno de exhibición para su deleite por un numeroso público: bien una capilla o un palacio. Imaginar este misterio en un contexto palaciego no es descabellado, pues hay fuentes que testifican cómo desde 1702 el rey Felipe V exhibía cada Navidad un nacimiento de gran formato, regalo del virrey de Nápoles, en el Casón del Buen Retiro, cuyas puertas abría para que pudiera ser admirado por el pueblo. Lorenzo Mosca aprendió el arte del Belén de su padre Giuseppe Mosca, quien consta en los Archivos Oficiales de la Secretaría de Estado de la Marina con un salario mensual de 15 ducados. La mula y el buey, también de soberbio naturalismo, son fácilmente atribuibles al taller de los hermanos Vassallo, célebres en la segunda mitad del siglo XVIII por sus figuras de animales para los presepes. Una vez terminada la cabeza, con la personalidad definida por el autor y atada al maniquí de alambre y estopa, cada figura pasaba por manos de diferentes artesanos que la vestían: modistas, joyeros o incluso luthiers que reproducían los instrumentos musicales en miniatura, como la curiosísima gaita que porta el Zampognaro en este grupo, que siempre se colocaba junto al misterio. Medidas: 110 x 75 x 50 cm.

 

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