DESCUBIERTA UNA OBRA INÉDITA DE JUAN DE ALFARO EN MADRID

03/08/2017


 

 

La iglesia del convento de las Mercedarias de la Purísima Concepción, consagrada en 1690, constituye el mejor ejemplo de arquitectura barroca madrileña de la segunda mitad del siglo XVII. El templo, ubicado en el distrito de Chueca, responde a un modelo arquitectónico en el que se unen a una estructura sencilla, cuyo origen se encuentra en la arquitectura renacentista, ciertos aspectos plenamente barrocos, como la concepción espacial y la decoración aplicada a la arquitectura, destacando su calidad técnica.

A ello hay que añadir un conjunto de retablos-hornacinas barrocos que se distribuyen por la iglesia y las pinturas murales de las pechinas, lo que da lugar a un escenario arquitectónico en el que se integran todas las artes bajo un planteamiento uniforme, convirtiendo esta iglesia en uno de los espacios interiores más espectaculares de la arquitectura conventual del barroco madrileño, motivo por el cual ostenta la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2012.

El inmueble mantiene su configuración original en gran parte, sin haber sufrido transformaciones importantes en las principales dependencias. Su fundación tuvo lugar el 10 de enero de 1606, cuando se firmaron las capitulaciones entre doña María de Miranda y el general de la orden mercedaria Fray Alonso de Monroy, para instituir un convento de monjas de la orden mercedaria. La fundadora se obligaba a edificar casa para las monjas y una iglesia donde se celebrase el culto. Cuando muere doña María en 1607 continúa con el proceso de fundación don Juan de Alarcón, presbítero, albacea testamentario de la fundadora y primer capellán del convento. La construcción del conjunto conventual se llevó a cabo durante gran parte del siglo XVII.

 

 

Recientemente, la Comunidad de Madrid ha concluido la restauración del retablo dedicado a Nuestra Señora de la Soledad de la iglesia de las Mercedarias de la Purísima Concepción. La conocida como iglesia de "Las Góngoras", destaca por el mencionado conjunto de retablos-hornacina, de los que en los últimos años la Comunidad ya había restaurado seis: el retablo mayor con la Inmaculada Concepción, el de San José y el de San Pedro Nolasco. Los dos restantes, la embocadura del altar del Cristo de la Buena Muerte y el de la Virgen de la Soledad, el más importante artísticamente, han sido recuperados este año.

El retablo de la Soledad recién restaurado por la Comunidad de Madrid es una muestra de la transición del Barroco al Neoclásico en el que coexisten distintos tipos de decoración. La desecación en la madera había producido desajustes en las partes, con aparición de grietas y fisuras, además de quemaduras por focos directos que afectaban a la policromía, así como oxidación y suciedad generalizada. Además, la embocadura de la hornacina sin retablo que hace funciones de altar de la talla del Cristo de la Buena Muerte y que se encuentra junto al retablo-hornacina de la Virgen de la Soledad, estaba sucia y ennegrecida, por lo que se ha procedido al limpiado y recuperación de su policromía original y de la verja que protege la grada del altar.

Aprovechando los trabajos de restauración, la Comunidad de Madrid ha procedido a actualizar el inventario de bienes de la iglesia de las Mercedarias de la Purísima Concepción, accediendo por primera vez a la clausura del convento, lo que ha permitido localizar y catalogar obras de arte de gran relevancia. El hallazgo más destacado es el lienzo titulado La última cena (imagen inferior), de Juan de Alfaro (Córdoba, 1643-1680), una obra inédita de valor excepcional. Alfaro fue discípulo de Velázquez y sólo hay otra obra de su autoría en la Comunidad, La Asunción de la Virgen. Esta obra, que se encuentra en la zona de clausura del convento, no es visitable.

 

 

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