LUCA GIORDANO EN EL CASÓN DEL BUEN RETIRO

21/02/2008


 

El Museo del Prado muestra al público la reforma y ampliación del Casón del Buen Retiro antes de su inauguración como nuevo Centro de Estudios del Museo a través de unas Jornadas de Puertas Abiertas que tendrán lugar entre el 21 de febrero y el 4 de mayo, de miércoles a domingo, en horario de 12:00 a 20:00 horas y con acceso gratuito. Para celebrar estas jornadas de apertura, el Casón expone una muestra monográfica dedicada al artista napolitano en torno al fresco más sobresaliente que realizó en España, la Apoteosis de la Monarquía española. 

La exposición cuenta con un conjunto de setenta y cinco piezas, entre dibujos, planos arquitectónicos, acuarelas, óleos y estampas, con los que se pretende ilustrar la pintura del artista en el Casón, su historia, significado, iconografía, así como su técnica de ejecución y sus sucesivas restauraciones. Además, a través de este conjunto -considerado por sus contemporáneos la obra más perfecta de las realizadas por Giordano en España-, el Museo quiere abordar también el estudio de toda la producción mural española del artista: la escalera y las bóvedas de la Basílica de El Escorial (1692-1694), el despacho y dormitorio (este último destruido) del monarca en el Palacio de Aranjuez; el Casón del Buen Retiro (hacia 1697); la sacristía de la Catedral de Toledo (1698); la Real Capilla del Alcázar (destruido) y San Antonio de los Portugueses (1699). 

La presentación de esta muestra en el Casón, en la que se incluyen 56 pinturas del artista napolitano, constituye el último capítulo de una larga investigación comenzada en 2001, momento en que se inició la restauración de la bóveda de Giordano. Dicha investigación ha estado dirigida por Andrés Úbeda de los Cobos, Jefe de Área de Conservación de Pintura Italiana y Francesa hasta 1700 del Museo y ha sido orientada hacia dos aspectos fundamentalmente: por una parte, la historia de la bóveda y su significado. Por otra, el uso del fresco por parte de Giordano, sus variantes y heterodoxias, que permiten proponerlo como un pintor empeñado permanentemente en la experimentación de nuevos soportes materiales y en la aplicación de novedosas soluciones obligadas por el carácter específico de la arquitectura española. 

Se trata pues de una ocasión única para apreciar la importancia del fresco más sobresaliente de Giordano en España profundizando en el conocimiento de su pintura mural. Por esta razón, el Museo ha programado al mismo tiempo la celebración de un Congreso Internacional sobre la pintura mural de Giordano, en el que se establecerán las bases para el conocimiento de esta fascinante faceta de su producción y al que está previsto que asistan reconocidos especialistas en la materia.

 

 

La bóveda del Casón fue pintada por Giordano, conocido en España como Lucas Jordán, hacia 1696-1697. El artista había sido llamado por Carlos II en 1692 para decorar la escalera y las bóvedas de la Basílica de El Escorial (1692-1694), continuando después en el despacho y dormitorio (destruido) del monarca en el Palacio de Aranjuez; el Casón del Buen Retiro (hacia 1697); la sacristía de la Catedral de Toledo (1698); la Real Capilla del Alcázar (destruido) y San Antonio de los Portugueses (1699). La llegada de Felipe V en 1701 y el inicio de la Guerra de Sucesión provocó la vuelta de Luca Giordano a Nápoles en el año 1702. Allí murió en 1705 dejando una obre ingente y una considerable fortuna. 

El tema representado en esta bóveda es la Apoteosis de la Monarquía española, pintada durante el reinado de Carlos II, último representante de la Casa de Austria. En ella aparecen distintas escenas que ensalzan la grandeza histórica de España, el dominio sobre vastos territorios, su triunfo sobre la herejía o la fundación de la Orden del Toisón.

Luca Giordano ha sido uno de los pintores del barroco italiano mejor tratados por la crítica reciente, consiguiendo de esta forma superar los dos prejuicios que habían arrasado su reputación artística. El primero fue su rapidez de ejecución, que se convirtió más tarde en sinónimo de superficialidad. Por otra parte, su sorprendente capacidad para imitar el estilo de otros artistas le relegó a la condición de copista. El comienzo de su recuperación crítica estuvo marcado por la monografía de Oreste Ferrari y Giuseppe Scavizzi (1ª ed. 1966), que aportaron un catálogo riguroso de su obra y una biografía elaborada a partir de datos históricos. La prueba más evidente de su rehabilitación ha sido la exposición celebrada en Nápoles en 2001, que posteriormente fue vista también en Viena y Los Ángeles. 

Luca Giordano mereció una versión española de esta exposición que tuvo lugar en 2002, esfuerzo muy oportuno ya que este artista permaneció diez años en España (1692-1702). Aquí, la fortuna crítica de Giordano sufrió como consecuencia de diversos prejuicios que fueron ocultando la realidad histórica. El más importante fue el de rebajar su mérito considerándolo pintor fácil, capaz de arrastrar a los jóvenes españoles por una senda equivocada de cuadros efectistas, ajenos a la tradición pictórica española. También fue sencillo denigrar la figura de Giordano asociándolo con el monarca español. De esta forma, Carlos II, el Hechizado, personaje pusilánime y débil, infantil y caprichoso, había mostrado a lo largo de su vida una total indiferencia por el arte de la pintura. De alguna forma, la postración política, militar y económica que había caracterizado el reinado, tenía así su justa correspondencia en el terreno de la pintura. La pareja formada por Carlos II y podía proponerse como contramodelo de la que, durante el reinado anterior, habían protagonizado Felipe IV y Velázquez: un monarca sensible al arte de la pintura, que encontró en el sevillano al artista capaz de configurar la imagen del rey.

 

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