TALAVERAS DE PUEBLA. CERÁMICA
COLONIAL MEXICANA. SIGLOS XVII A XXI

26/01/2008


 

El Museo de América acoge la muestra Talaveras de Puebla. Cerámica Colonial Mexicana. Siglos XVII a XXI, organizada por el Museu de Ceràmica de Barcelona y la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Esta exposición, comisariada por María Antonia Casanovas, muestra una colección de los museos Franz Mayer, de ciudad de Méjico, y el de Luis Bello, de Puebla. En total 49 piezas que se combinan con otras españolas y chinas para mejor comprensión de los flujos estilísticos. Se muestran también seis piezas precolombinas, de la cultura Mixteca y quince de la producción actual de Puebla que ha obtenido denominación de origen. Esta exposición itinerante ha sido ya vista en el Museu de Ceràmica de Barcelona y en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” de Valencia.

El nombre de Talaveras de Puebla se aplica a la loza hecha en aquella ciudad mejicana que lleva una cubierta estannífera y que desde el siglo XVI ha tenido continuidad hasta hoy día. A la llegada de los españoles se producía en la zona central de lo que después sería Méjico, una cerámica bruñida y pintada con engobes coloreados con minerales o con plantas, en las que dominaba el rojo, y cuyos elementos decorativos estaban sacados de su mitología y leyendas: tal cerámica alcanzó notable nivel técnico, al igual que otras artes de la cultura Mixteca. La llegada de los españoles supuso una ruptura con esta tradición, pues los ceramistas de Talavera de la Reina que primero se instalaron allí, aportaron el torno, unos hornos más evolucionados, que alcanzaban mayor temperatura, y sobre todo el recubrimiento de las piezas con óxido de estaño que las impermeabilizaba: todos estos avances técnicos produjeron el abandono de la cerámica tradicional a favor de la estannífera que desde entonces tomó carta de naturaleza en Puebla.

La ciudad conoció muy pronto un inusitado esplendor, gracias a haber apoyado a Hernán Cortés en su lucha con los aztecas y sobre todo por estar estratégicamente instalada, en una zona de confluencia de rutas. En efecto, allí concurría el comercio procedente de China, por el galeón de Manila que llegaba a Acapulco, y el de España por el galeón de Indias que desde Sevilla llevaba hombres y mercancías a Veracruz. Las ferias de esta ciudad fueron famosas y no es de extrañar que atrajese a comerciantes y artesanos de otros lugares de Europa, como pueden ser los ceramistas ligures. Con estas premisas se comprende la amalgama de influencias que recibe la cerámica poblana: la española, con su tradición islámica, la china y la italiana, plasmada unas veces en las formas y otras en las decoraciones. Todas ellas hacen de la loza poblana una producción genuina, muy bella y bastante desconocida en nuestro continente.

La fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles se encuentra registrada en una real cédula firmada por Carlos V e Isabel de Portugal el 18 de enero de 1531. Durante la época colonial fue la segunda ciudad de México, gracias a su situación estratégica entre los puertos de Veracruz y Acapulco, donde confluían las rutas marítimas que conducían hasta el nuevo mundo los productos de España y Oriente. Esta doble influencia dio lugar a una potente tradición alfarera que desplazó las manufacturas prehispánicas. La exposición se abre con una reproducción en gran formato del mapa de las rutas marítimas de la corona española, la Carrrera de Indias (entre Sevilla y Veracruz y el Galeón de Manila (de Acapulco a Manila). A través de estas dos vías llegaron a México los artesanos y las cerámicas españolas e italianas, los alfareros y las porcelanas chinas.

 

 

La exposición se cierra con un espacio dedicado a la producción de cerámica de Puebla, que recoge esta larga tradición creativa. En la actualidad hay trece alfareros que continúan fabricando la loza con las mismas técnicas de la época colonial y que han obtenido la denominación de origen Talavera. El Consejo Regulador de Talavera, creado en 1998, se encarga de reconocer la calidad. Para obtener la denominación de origen debe hacerse una masa de arcilla blanca y negra con los pesos o a la masa, crear tipologías innovadoras o inspiradas en los modelos tradicionales, mediante el modelado manual, con el torno o con el molde; y utilizar pigmentos minerales y vidriados de producción propia. En la exposición se presentan 15 piezas contemporáneas, obra de diferentes artistas y talleres. Destacan las recreaciones del tibor de inspiración china, decorados con motivos vegetales y geométricos y unas espectaculares bolas de loza realizadas por la manufacturera Talavera de Santa Catarina de San Andrés Cholula.

 

Hasta el 4 de mayo de 2008 en el Museo de América
(Avenida Reyes Católicos, nº 6, Madrid)

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