Paseo por el Amor y la Muerte

La representación artística busca siempre sus contenidos en las pasiones humanas. El arte pretende explicar al hombre, y éste, como centro de la creación, navega entre contradictorios sentimientos hacia un final conocido.

Las obras de algunos de los maestros que se exhiben en el Museo Nacional del Prado, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo Thyssen-Bornemisza y Museo Arqueológico Nacional, son el punto de partida de un recorrido en el que imagen y música fluyen en el espacio de igual manera, como medio y como mensaje, aportando nuevos enfoques para contemplar la obra de artistas ya consagrados por la historia.

A modo de gran instalación, este Paseo por el Amor y la Muerte propone un recorrido centrado en la representación y la interpretación de la obra de arte, desde la libertad creativa de otros autores: Juan Manuel Castro Prieto y Ramón Masats, que desarrollan su discurso bajo la cúpula sonora de la música de Mozart.

Castro Prieto construye en 48 fotografías un mapa sensorial sugestivo y diferente de estos contenidos, mientras Ramón Masats realiza un vídeo múltiple y dinámico abierto al juego de la interpretación personal de cada espectador. El adagio del Concierto para Clarinete y Orquesta K622 de Mozart, interrelaciona las imágenes y crea una nueva narración poética y sensorial, sin pretensiones asertivas o doctrinales de ningún tipo.

La instalación es, en definitiva, una invitación a navegar por sensaciones íntimas a la luz de la oferta estética de unas imágenes construidas a través de la mirada de dos artistas contemporáneos de la fotografía y el vídeo.

Integrados. Veinticinco Retratos Iguales

Veinticinco retratos de ciudadanos, iguales gracias al trabajo, de los que es imposible conocer su pasado o si alguna vez pertenecieron a un colectivo en riesgo de exclusión social. Veinticinco fotografías anónimas realizadas por grandes artistas contemporáneos que han decidido no firmar, y así ser evaluados por el resultado, no por su fama o trayectoria. Entre estos veinticinco rostros de ciudadanos, hay contables, altos directivos, ex drogodependientes, informáticos, ex prostitutas, jardineros, ex presidiarios...

Pero es imposible saber quién es quién. El espectador se enfrenta a los retratados sin ideas preconcebidas y se descubre a sí mismo incapaz de afirmar quiénes provienen de un entorno de exclusión o quiénes lo han tenido menos difícil. Todos merecemos ser valorados por lo que somos, no por lo que fuimos; poder demostrar nuestra valía, independientemente de nuestro pasado, sin prejuicios ni tratos de favor. Tener una segunda oportunidad para volver a empezar. La Fundación Integra trabaja desde hace una década para que personas en riesgo de exclusión social accedan a mejores condiciones de vida gracias al trabajo.

Con motivo de su X Aniversario, la Fundación Integra ha producido esta exposición fotográfica, en la que retratos de trabajadores de empresas colaboradoras se intercalan con retratos de personas con las que la fundación ha mediado, en un ejercicio que hace sentir la integración, en lugar de hablar de ella.

Veinticinco retratos realizados por grandes fotógrafos contemporáneos: García-Alix, Ricardo Cases, Eugenio Recuenco, Rafa Gallar, Amy Chang... Todos han decidido no firmar. Despojando las obras de prejuicios, el espectador las valora por el resultado, quedando fuera de la evaluación el pasado, la trayectoria o la fama.