LA GLORIA DEL BARROCO

18/12/2009


 

 

 

La exposición de la Fundación de la Comunidad Valenciana La Luz de las Imágenes, La Gloria del Barroco, se inauguró el 15 de diciembre con un recorrido expositivo en las sedes que conforman la muestra: el Almudín, y las iglesias de San Esteban, San Martín y San Juan de la Cruz, todas ellas en el centro de Valencia. Comisariada por Felipe Garín y Vicente Pons, la octava exposición organizada por La Luz de las Imágenes se presenta como un homenaje a las manifestaciones artísticas barrocas generadas en la Comunitat, como el estilo artístico más representativo de la historia valenciana, y el que mejor define el carácter mediterráneo de sus gentes.

307 obras se exhibirán en las tres iglesias. Cada sede mostrará un bloque temático en torno a este estilo artístico: la pintura barroca valenciana en la iglesia de San Esteban; la escultura y la orfebrería valenciana desde la Edad Media hasta el siglo XX en la iglesia de San Martín, y la devoción a la Virgen María como icono artístico en la iglesia de San Juan de la Cruz. Cada una de estas iglesias ha sido recuperada por La Luz de las Imágenes, y constituyen auténticas muestras del arte decorativo barroco. También se han restaurado 144 obras de arte, entre piezas de pintura, escultura, orfebrería, bordados, tejidos y documentos.

Los tres templos fueron redecorados en los siglos XVII y XVIII con un marcado carácter barroco que ha recuperado su esplendor. Las paredes de San Esteban recogen los esgrafiados más típicos valencianos en grises y azules y una decoración con predominio de florones, tarjas, hojas de acanto y angelotes de bulto redondo.

Respecto a San Martín, ha recuperado toda la riqueza con la que se concibió la decoración realizada en el siglo XVIII. Sus columnas, ventanas, arcos y presbiterio han recuperado los dorados y estucos originales. Los frescos que aún se conservan dedicados a la vida de San Martín y San Antonio Abad pueden volver a contemplarse como los crearon sus autores.

Por último, la Iglesia de San Juan de la Cruz, construida originariamente, como las otras dos, en estilo gótico, fue reconstruida en el año 1602. En el año 1730, Hipólito Rovira, el escultor del Palacio del Marqués de Dos Aguas, ideó su decoración interior, que puede disfrutarse de nuevo tras la restauración desarrollada. Su estilo, repleto de bajos relieves y dorados trabajados en plata corlada, recuerda al barroco del norte de Europa con estucos que recogen el brillo de la porcelana. Los interiores de los dos templos ya albergan cientos de obras de arte, representativas del arte barroco, de destacados autores como Pedro Pablo Rubens, Francisco Ribalta, Jerónimo Jacinto de Espinosa, José de Ribera, José Camarón, Antonio Villanueva o Ignacio Vergara.

 

 

Por otro lado, y con motivo del décimo aniversario de La Luz de las Imágenes, se presentará en el Almudín, cedido por el Ayuntamiento de Valencia con motivo de este acontecimiento, una muestra que recorre la trayectoria de esta institución desde el año 1999, con más de 2.500 obras de arte y 48 intervenciones arquitectónicas y en entornos patrimoniales recuperados a lo largo de la geografía de la Comunitat. El Almudín también acoge los talleres didácticos, patrocinados por Bancaja, destinados a estudiantes y grupos de adultos, con actividades en entornos multimedia que profundizan en la labor de recuperación del patrimonio.

La exposición La Gloria del Barroco, basada en los templos que surgieron alrededor de la catedral de Valencia, primitivas arquitecturas de devoción y de arte cristiano constituidas sobre las antiguas mezquitas, constituye uno de los acontecimientos culturales más importantes del año en la Comunidad Valenciana, incluso a nivel estatal. Esta edición de La Luz de las Imágenes promete batir el record de asistencia de ediciones anteriores (el record lo tiene Xàtiva con 500.000 visitantes).

Además de la obra mencionada en la Iglesia de San Esteban, este templo ha recuperado en su exterior el perfil de la cubierta del siglo XVII, del que únicamente se conservaba el primer tramo. Dicha intervención ha abarcado el desmontaje de la sobrecubierta de posguerra y la vuelta al sistema de evacuación de aguas pluviales a través de las gárgolas de los contrafuertes. Esta actuación recobra la imagen exterior del monumento acorde con la ornamentación dominante en el interior. También se ha procedido a la limpieza general de la sillería ennegrecida por el paso del tiempo y la restauración de sus campanas de bronce, fundidas en el XVIII.

 

 

 

Respecto a las 14 esculturas restauradas, datan de los siglos XIV al XVIII y proceden de la Seu; de los monasterios de la Santísima Trinidad de Valencia, y de Santa María Gratia Dei de Benaguacil; del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia, y de diferentes iglesias y colecciones particulares de la provincia.

Entre ellas destaca la escultura de San Joaquín, de Ignacio Vergara (1715-1776). La obra, en madera policromada y estofada, fue realizada por el artista valenciano a mediados del siglo XVIII, y se encontraba en la Iglesia de San Esteban. Su intervención ha supuesto la recuperación del cromatismo de esta talla, oculto por repintes. Junto con la reintegración volumétrica de algunos elementos faltantes, especialmente en la zona de la roca a los pies del santo, la consolidación de los bordes de lagunas que estaban levantados y el barnizado final, han devuelto a esta escultura su estética original. De este mismo autor también se ha restaurado otras obras, como el San Vicente del Mocadoret, de la Iglesia de San Martín, o el Cristo Yacente. Y del taller de otro importante escultor, José Esteve Bonet, un San Vicente Ferrer.

La restauración de la Iglesia de San Martín supuso el descubrimiento de una pintura de José Vergara (1726-1799) en la capilla lateral de la Virgen de la Salud (antigua de San Miguel). Oculta por un repinte que mostraba una ornamentación vegetal se encontraba esta obra barroca que representa a san Gabriel. La imagen, que se muestra en una de las pechinas, estaba en buen estado de conservación y solo acumulaba pequeñas perdidas pictóricas, por lo que los restauradores de La Luz de las Imágenes procedieron a su limpieza y reintegración cromática.

En cuanto a las 27 piezas de orfebrería restauradas, datadas entre los siglos XV y XX, y procedentes de diferentes poblaciones valencianas, destaca por su valor histórico la Custodia Procesional, de 1673, de la Iglesia de San Andrés. De rica iconografía e inspiración francesa, el astil está formado por un ángel de cuerpo entero que reposa sobre bustos de angelitos. Este, que mira al cielo, sostiene el sol, que alterna rayos rectos y flameados. De autoría anónima, fue donada por el Gremio de Pescadores. También tiene especial protagonismo el ajuar de la Virgen de Agosto (1760), procedente de la Iglesia de Santa María la Mayor, de Oliva, formado por la corona, aureola, media luna y tarjetón. Tres de ellas -todas de gran calidad técnica realizadas en planta blanca, cobre y bronce dorados- fueron encargadas al obrador valenciano Josep Martínez y la última a Jeroni López. Piezas que demuestran la grandeza de los plateros valencianos de la época. Además, también se restauraron otras obras; entre las más antiguas, destaca, del siglo XV, el Lignum Crucis del Monasterio de la Trinidad de Valencia; o la Cruz Procesional de Simó de Toledo (1630), de la Iglesia de la Asunción de Benaguasil. Ya contemporáneo, las sacras de José David Esteve (1939), procedente de la Basílica de los Desamparados de Valencia.

 

 

Una de las intervenciones más importantes se ha desarrollado a ambos lados del altar mayor de la Iglesia de San Martín, donde se disponían cuatro esculturas monumentales de santos valencianos: en el lado del Evangelio, de izquierda a derecha, San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir; en el lado de la Epístola y en el mismo sentido, Santo Tomás de Villanueva y San Luis Beltrán. Los cuatro estaban dispuestos en sus hornacinas, decoradas con ménsulas, columnas estriadas y capiteles corintios, con fondo de pechinas, al más puro estilo clasicista. Antes de empezar la intervención, solo estaban visibles dos de ellas: San Vicente Ferrer y San Luis Beltrán; las otras dos se encontraban tapiadas. La Luz de las Imágenes las ha destapado y reconstruido en su totalidad.

Estas esculturas, ahora restauradas, se enmarcan en una de las remodelaciones barrocas que se llevaron a cabo en el presbiterio. Dicha intervención ha abarcado la recuperación de casi diez metros cuadrados de espacio escultórico en su totalidad, y se han restituido todas las mutilaciones a partir de documentación fotográfica, devolviendo el aspecto y la importancia que este espacio tiene por su monumentalidad y representatividad. En la parte superior del imafronte, por encima de la cornisa, las estatuas de San José y San Joaquín, también de Ignacio Vergara, han sido igualmente restauradas. La obra de recuperación ha preservado la coexistencia de la decoración original con las aportaciones de siglos posteriores, traducidas en los rombos y las cruces doradas que decoran las túnicas de ambos santos.

Sobre las pinturas restauradas, destacan los murales de la bóveda del altar mayor de la Iglesia de San Esteban, obra de extraordinaria calidad artística pintada por el artista valenciano Vicente López (1772-1850), y los cuatro enormes lienzos de Jerónimo Jacinto de Espinosa en el presbiterio de la Iglesia de San Esteban. Datados en el siglo XVIII, de tres metros de alto por tres metros de ancho, éstos últimos han sido restaurados durante los últimos ocho meses en el Centro de Conservación de Bienes Muebles de que dispone la institución en Bétera. Reciben el titulo de Traslado de los Restos de san Esteban, Luciano ante el Obispo, El Sueño de Luciano e Intervención del Cuerpo de san Esteban, todas ellas de este artista considerado el maestro del barroco valenciano. Antes de su recuperación se encontraban en mal estado de conservación. Los cuatro se encuentran insertadas en la corriente del tenebrismo, en lo que se refiere al claroscuro y al patetismo que imprime en las situaciones que representa, siempre en tonos terrosos y rojos.

Por último, destacar la restauración de dos lienzos del valenciano Evaristo Muñoz (1671-1737), que forman parte de la colección pictórica de la Iglesia de San Juan de la Cruz. En la Capilla de Nuestra Señora de la Divina Aurora de San Juan Nepomuceno, hoy dedicada a San Vicente Mártir, se encontraban, en un deficiente estado de conservación, esta pareja de lienzos apaisados con asuntos relativos a su antiguo santo titular. Obras que fueron realizadas por Muñoz en 1730, cuatro años antes de su muerte. El primero de los lienzos representa el Banquete de Wenceslao de Luxemburgo, en el que el santo es invitado a la mesa del rey de Baviera con la intención de que revele el secreto de confesión de su esposa. Muñoz plasma una obra de gran teatralidad, en el interior de un imponente salón ricamente decorado. El segundo, el Martirio de san Juan Nepomuceno, muestra al santo en el centro de la composición, rodeado por grupo de verdugos que se afanan en atarle manos y piernas para arrojarlo desde un puente. Pinturas espléndidas de su etapa de madurez.

 

 
     
     
     
 

 

Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas; los lunes cerrado, excepto los festivos y las vísperas de festivos; 24 y 31 de diciembre, de 10:00 a 18:00 horas; 25 de diciembre y 1 de enero, de 16:00 a 20:00 horas; 6 de enero, de 11:00 a 20:00 horas. Fecha de cierre sin determinar.

 

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