LA FAZ DE LA ETERNIDAD

Sergio Balseyro (15/05/2006)


 

 

Tras meses de preparación en Alicante, se ultiman los detalles para la inauguración, el próximo 17 de Mayo, de la magna exposición La Faz de la Eternidad que supone la IV Edición de La Luz de las Imágenes y en la que se invita a conocer, en una oportunidad única, los distintos tratamientos que los artistas han dado al aspecto físico de Cristo a lo largo de la historia.

La muestra reúne, por vez primera, obras procedentes de 52 ciudades, entre ellas el Vaticano, Nueva York, Venecia, Bilbao o Córdoba; además de las más bellas piezas procedentes del patrimonio de la provincia de Alicante y del resto de la Comunidad. Más de 300 manifestaciones en forma de pinturas, esculturas, tejidos, orfebrería o documentos, que se exhiben en un triple espacio expositivo. Más de un centenar de restauradores y una treintena de arquitectos han trabajado previamente en esta apuesta.

Los tres recintos monumentales de gran valor arquitectónico intervenidos por la Generalitat: Concatedral de San Nicolás, Basílica de Santa María y Monasterio de la Santa Faz, a los que se une la Capilla del Oratorio del Ayuntamiento de Alicante, albergan el encuentro con algunos de los más preciados testimonios culturales que se presentan con su luz originaria tras su restauración.

Entre la oferta, la pintura es una de sus apuestas más ambiciosas, distribuidas por las tres sedes se presenta una selecta colección de piezas que abarcan desde el siglo XV hasta el XIX. De los siglos XV y XVI, es decir del declinar del Gótico y del Renacimiento, destacan nombres como los de Bernardo Martorell, Ramón de Mur, Joan Rexach, Rodrigo de Osona, Cristóbal Llorens, Antonio Peris, Juan Correa del Vivar, Nicolás Borrás, Pedro Machuca, Marcellus Coffermans, así como dos piezas del Greco que llegan de Toledo, por citar algunos. El interés se encuentra también en obras de importantes pintores italianos del siglo XV que han prestado museos de Pavía y Venecia. Es el caso de la iconografía de la Santa Faz, debidas a artistas de la talla de Giambono o Filippino Lippi. Igualmente valiosa es la presencia de cinco iconos rusos de los siglos XV, XVI y XVII, procedentes del Museo Tretyakov de la capital rusa. Con este mismo motivo iconográfico figuran una serie de extraordinarios grabados realizados por artistas de la talla del alemán Alberto Durero cedidos temporalmente por la Biblioteca Nacional de Madrid y los Museos Vaticanos. La lista de autores y obras pertenecientes al Barroco del siglo XVII resulta atractiva, como los lienzos de Juan Conchillos, Lucas Jordán, Paolo de Matteis, Antonio del Castillo, Juan Sánchez Cotán o Francisco de Zurbarán, algunos de ellos llegados de Sevilla, Córdoba o Cáceres.

El área de escultura aparece en alabastro, mármol, madera y piedra, sin excluir bronce y marfil, que cubren desde el siglo XV hasta el XX. En este apartado se encuentra el más antiguo ejemplo mariano conservado en Alicante, la talla en piedra de la Virgen con el Niño perteneciente a Santa María, de entre los años finales del siglo XV y primeros del XVI. Del periodo gótico es la Cruz de término de Cocentaina. La escultura en madera policromada de la Verónica, de autor flamenco de hacia 1490 proviene de la catedral riojana de Santo Domingo de la Calzada. En torno a los mismos años, es el relieve con el Ecce Homo del Museo de la Catedral de Ávila. A Alessandro Algardi se deben dos esculturas en bronce dorado de Cristo portacruz (en la fotografía), prestadas por el convento de monjas capuchinas de Toledo y el de monjas clarisas de Cocentaina. Entre los objetos más espectaculares figura un fastuoso Reclinatorio de piedras duras, regalo efectuado a finales del siglo XVII por el conde de Cocentaina al convento de clarisas de esta ciudad. El Relicario de Santa Cecilia proveniente de la Catedral de Jaén es otro ejemplo. El Ecce Homo de Benissa seduce por su intensa expresividad y bella anatomía. Ya del siglo XVIII se hace obligado mencionar al maestro murciano Francisco Salzillo, de quien se presentan tres importantes tallas.

Otro de los núcleos más consistentes de la exposición lo constituye la serie de obras de orfebrería formada por un repertorio de más de cuarenta objetos litúrgicos entre cálices, relicarios, custodias, cruces procesionales, en su mayor parte piezas de altísimo nivel hechas en oro y plata. Entre ellas, el Cáliz gótico de Jávea, del siglo XVI, o a la Cruz procesional de la parroquia de Pego. Destacable es el Cáliz prestado por la Catedral de Jaén, del siglo XVI, en cuyo pie figura un relieve con la representación del Santo Rostro. La muestra expone también el tapiz de la crucifixión, tejido en Bruselas entre 1518 y 1520 por encargo de Margarita de Austria.

Entre los documentos de La Faz de la Eternidad, otro apartado en el que ha intervenido mucho la restauración, se encuentra un préstamo excepcional, la Biblia de fray Bonifacio Ferrer procedente de la Hispanic Society de Nueva York. También llega el Documento de Fernando el Católico por el que se constituye la Cofradía de la Santa Verónica de Alicante o el Misal del cardenal Lorenzo Pucci, desde la Biblioteca Vaticana. Por último, entre otros documentos se podrán admirar los ejemplares manuscritos e impresos de las tres crónicas de Alicante, que escribieron en 1640 Vicente Bendicho, en 1750 Lorenzo López y Juan Bautista Maltés, y en 1876 Rafael Viravens, nombres en la memoria de todos los alicantinos. La historia tiene la palabra en este múltiple recorrido que ya se señalizó en la ciudad hace dos días.

 

Horario de visitas, desde el día 17 de mayo: de 10 a 20.30 horas, de martes a domingo
(el lunes que sea festivo estará abierta). Entrada normal: 3 euros. Descuento 'carné jove' y
jubilados: 2,10 euros. Descuento grupos de más de 15 personas: 2,10 euros.

 

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