RESTAURADA UNA OBRA DE LUJÁN PÉREZ

16/02/2015


 

 

El Cabildo de Gran Canaria presentó el pasado viernes 13 de febrero la restauración del Cristo Crucificado que se conserva en la Sala Capitular de la Catedral de Santa Ana, obra del famoso imaginero guíense Luján Pérez, con ocasión de una nueva entrega de la actividad Patrimonio Abierto, impulsada por el Servicio Insular de Patrimonio Histórico para difundir tanto el rico legado histórico, artístico y cultural de la Isla, como las acciones emprendidas para garantizar su conservación.

Realizado en 1793, el Crucificado es una obra destacable dentro de la producción de Luján Pérez, quien, al parecer, talló otra decena de Crucificados de tamaño procesional, ninguno de los cuales superó a este primero. Cercano a la Escuela Granadina, el Crucificado de la Sala Capitular destaca por su elegancia estilística y sobriedad estética, nada estridente, que lo alejan de los cánones generales del Barroco. Luján imprime este carácter con el tratamiento de la policromía, velada y exquisita, la expresión del rostro y el sutil movimiento del cuerpo. El madero fue realizado más tarde, en 1815, por el carpintero Sebastián Melián.

La pieza, cuya restauración ha corrido a cargo de la especialista Amparo Caballero Casassa, se expondrá en una gran muestra sobre la figura y la obra de Luján Pérez, prevista por el Cabildo en San Martín Centro de la Cultura Contemporánea entre el 30 de abril y el 30 de agosto de 2015 con motivo del bicentenario del fallecimiento del artista. La exposición será comisariada por María de los Reyes Hernández Socorro.

Tras dos meses de trabajo para la puesta a punto de la talla, alterada por el paso del tiempo y el envejecimiento natural de los materiales, así como por su uso con fines procesionales, ésta ha visto muy mejorado el estado de su policromía, que antes de la restauración mostraba un gran desgaste y erosión.

 

 

 

Según el informe técnico realizado, este Crucificado de la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria presentaba craquelados con fragilidad en algunas zonas así como pequeñísimas ampollas en partes muy concretas. Los técnicos habían detectado también numerosas faltas y fuerte acumulación de polvo graso y restos de insectos, una suciedad que tiende a incrustarse en la capa de barniz o policromía.

Por último, tanto la cartela de plata (INRI) como la corona de espinas y el cordón del paño de pureza se encontraban muy deteriorados, según el citado informe, que reflejaba así mismo cómo el soporte se encontraba en mejor estado, únicamente con grietas leves en ambos brazos, en la zona de los hombros, como suele ser habitual en las tallas de crucificados y en alguna otra zona.

Todos los tratamientos aplicados por Caballero Casassa son reversibles y los materiales inocuos. De igual modo, aquellos que pudieran dar una aportación estética diferente de la suya, son discernibles, evitándose así la confusión entre original y la intervención. De hecho, en la mayor parte de las fases del proceso de restauración, las actuaciones han sido muy puntuales, centradas en zonas muy concretas (las únicas partes del proceso que afectaron a la obra completa fueron la limpieza y el tratamiento de nutrición y protección final).

La anterior restauración dentro del programa Patrimonio Abierto fue presentada el pasado 6 de febrero. En este caso, la obra intervenida fue el Atado a la Columna (Cristo del Granizo, imagen inferior) de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Las Palmas de Gran Canaria, una talla procesional de Tomás Antonio Calderón de la Barca (1779) en la que se inspiró Luján Pérez para hacer el Atado de la Basílica del Pino en Teror.

 

 

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