Una de las últimas obras realizadas por Luis Manuel López Hernández es esta figura de Jesús Niño para una colección privada de Cantillana (Sevilla), localidad donde el artista tiene su taller.

La imagen, modelada en terracota policromada al óleo siguiendo los tipos del barroco sevillano, se asienta sobre una nube de la que emergen tres cabezas de querubines, labrada en el mismo material que el Niño. El simulacro tiene como soporte una peana de madera dorada con imitaciones marmóreas.

Del conjunto, al que el autor ha querido imprimir elegancia y movimiento, destaca la expresividad del Infante, cuyos ojos, por deseo del propietario, han sido pintados de un tono más claro del habitual.