NUEVA OBRA DE JOSÉ ANTONIO JIMÉNEZ MUÑOZ PARA SEVILLA

Genoveva Gallardo Martín (08/10/2022)


 

 

Esta obra ha sido encargada por la Hermandad de la Esperanza de Triana para ubicarse en su sede, la capilla de los Marineros, al culto público. Sus dimensiones son de 97 x 130 cm y su soporte es lino sobre bastidor con base de preparación a la creta y la técnica el óleo. El tema representado es una escena del Calvario, en el momento de la muerte de Cristo para la salvación del mundo.

En primer término, se ubica la escena del Calvario, cuyo eje principal vertebra la imagen del crucificado, la figura del sacrificio del dios redentor, cuyo cuerpo se eleva lleno de luz, poco sanguinolento y limpio, emblema y garantía de la propia salvación, que nos lleva a la Esperanza de la Resurrección.

 

     
     
 

 

La obra se dispone en diagonales, buscando un equilibrio pictórico, donde Cristo inclina la cabeza hacia el costado y a la imagen desvanecida de su Madre, haciendo parte a María del misterio de la salvación. Esta escena va ligada a los titulares de la popular cofradía trianera, el Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, imágenes en las que Cristo aparece sobre suelo y María se nos muestra erguida; sin embargo, en este lienzo se nos muestra a Cristo elevado y, de forma simultánea, es María la que yace sobre la árida tierra. Será el apóstol Juan, el discípulo amado, tan ligado a la historia de la propia hermandad, el que impida que sus sienes toquen el suelo.

Esta manera de representar a la Virgen parte del siglo XV, una tradición según la cual María se desmaya en tres ocasiones: cuando Cristo está con la cruz a cuestas, en la Crucifixión y en el Descendimiento de la Cruz. En este caso, la Virgen pasa de un Stabat Mater -o la actitud fuerte ante un duelo, manteniéndose estoicamente al pie del madero- a un desfallecimiento y caída hacia atrás en los brazos de San Juan Evangelista. El "spasimo" o desmayo de la Virgen María desarrolla una sensibilidad más emotiva que racional, que invariablemente mantiene su dolor mudo con la dignidad que corresponde a la Madre de Dios.

A la derecha hay varios elementos alusivos a la Hermandad de la Esperanza de Triana. Por una parte tres lirios, que representan cada una de las caídas de Jesús, y por otra una roca, sobre la que se apoya el rey de los cielos, y en la que se edificará su Iglesia. Un cráneo alusivo a Adán, el primer hombre, representa la muerte y al pecado original, sobre el que el Cristo se inmola para alcanzar el perdón y salvación de la humanidad.

 

 
 

 

En el fondo, a la izquierda, capta nuestra atención un eclipse de sol acompañado de un cielo tenebrista, y que, según el profeta Amós (8:9), se recogía así en el Antiguo Testamento: "Aquel día, dice el Señor Yavé, haré que se ponga el sol al mediodía y en pleno día tenderé tinieblas sobre la tierra". Este fenómeno es recogido en tres de los evangelios, simbolizando una naturaleza en pleno duelo. Fue San Agustín quien expuso que estos astros hacían referencia al Antiguo y Nuevo Testamento, el cual, éste último, toma o refleja la luz del sol.

A la derecha, en contraposición, se divisa sobre un monte una estampa idílica que representa a la Jerusalén Celestial, la ciudad prometida, y que aún es bañada por algunos rayos del sol. Este paisaje, en realidad, pertenece a la localidad malagueña de Álora, la llamada "bien cercada", cuya fortaleza árabe es de origen fenicio y romano, y que sirve de inspiración para la ciudad santa de Jerusalén.

 

 
     
     
 

 

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