El joven escultor presenta su último trabajo: una Dolorosa de tamaño académico (45 cm) para una colección privada de San Cristóbal de las Casas, el principal núcleo de población del estado mexicano de Chiapas. El formato de la Virgen, muy reducido, ha supuesto para el autor un mayor grado de dificultad a la hora de conseguir la precisión en el modelado a la que nos tiene acostumbrados, así como de cara a la incorporación de los postizos: cuatro lágrimas vítreas y pestañas superiores de pelo natural.

La pequeña imagen ha sido representada con las manos fuertemente entrelazadas, en actitud orante, con el propósito de situarla a los pies de un crucificado de idénticas dimensiones. Pese a ser de vestir, el artista la ha dotado de una cabellera con elaborado recogido griego y una resolución interna que deja entrever parte de su anatomía, huyendo del convencional candelero que llevan estas imágenes marianas.

En esta misma página se recogen instantáneas de un proyecto muy interesante del autor, realizado inicialmente para Córdoba; que aunque finalmente no ha cuajado en la ciudad, sería muy deseable por su atractivo que se materializase próximamente en otro destino. Se trata de un boceto en barro policromado en el que representa a Cristo en actitud de caída, con acusada pérdida del equilibrio pero antes de tocar el suelo. En contraposición a la fragilidad y derrota del momento, dota a Jesús de un semblante victorioso, con gesto de fuerza y soberbia.