Después de dos años, entre 2021 y 2023, ha concluido la restauración del camarín barroco de la Ermita de Nuestra Señora la Virgen de la Encina, que alberga la imagen de la patrona del municipio jiennense de Baños de la Encina. Los trabajos han sido llevados a cabo por la restauradora Isabel Alba Fernández de Moya.

Al camarín se accede por una escalera que arranca del presbiterio, detrás del cual se encuentra. Según una inscripción recuperada en la restauración, data del año 1723.

Está decorado con pinturas murales y yeserías doradas y policromadas. Es una construcción de planta cuadrada, cubierta por cúpula sobre pechinas. Comunica con el templo a través de un arco, cuyo intradós aparece profusamente decorado con motivos vegetales y animales, cabezas aladas y ángeles y querubines en diferentes actitudes, portando símbolos alusivos a la Virgen María y dos escenas de las Letanías Lauretanas.

La obra se encontraba en muy mal estado de conservación. El soporte presentaba numerosas grietas -algunas de gran tamaño-, molduras y paramentos con falta de cohesión y totalmente disgregados y pérdida de gran parte de las molduras y los elementos decorativos. La capa pictórica mostraba abundantes lagunas cromáticas y de dorado, purpurinas oxidadas y deterioradas cubriendo el oro original y gran cantidad de suciedad superficial acumulada, además de repintes posteriores que ocultaban la policromía original del siglo XVIII.

Antes de acometer la intervención, se realizaron pruebas de análisis que aportaron información para identificar los problemas y patologías existentes en la obra. Ello permitió hacer una valoración exhaustiva del estado de conservación en el que se encontraba y facilitó el acceso a datos relevantes sobre los materiales y las técnicas de ejecución. Desde el inicio, todos los procesos se documentaron gráficamente.

Los trabajos comenzaron con la limpieza superficial del polvo y la suciedad acumulada, fijación y consolidación de la capa pictórica con peligro de desprendimiento y de las zonas disgregadas y pulverulentas, y el saneado, inyección y sellado de grietas utilizando un mortero hidráulico.

A continuación se llevó a cabo la limpieza de la capa pictórica y la eliminación de los repintes y restos de policromías posteriores que ocultaban la policromía original, por medios químicos y mecánicos.

Tras el estucado y nivelado de las zonas con pérdida de mortero y las lagunas cromáticas, se procedió a la reconstrucción volumétrica de elementos perdidos en molduras y relieves y a la reintegración cromática de las lagunas buscando siempre el total discernimiento entre el original y las zonas reintegradas. Por último, se aplicó una protección final de la capa pictórica mediante pulverización de resina acrílica.