Se trata del retablo mayor del templo jiennense de San Bartolomé, una obra realizada por el escultor, imaginero y arquitecto Sebastián de Solís entre 1582 y 1587, completándose posteriormente con el dorado y estofado. El retablo ha sufrido diferentes modificaciones a lo largo del tiempo, principalmente en el repertorio escultórico. En los disturbios de 1936 sufrió la pérdida de varias tallas originales -cuatro esculturas exentas, incluida la del titular San Bartolomé, y un altorrelieve-, que fueron reemplazadas por imágenes reutilizadas de otros lugares. Ocho años antes, en 1928, una intervención descubrió tras el retablo unas pinturas murales del siglo XV. En 1961 se llevó a cabo otra restauración, en la que se llevó a cabo la consolidación del retablo mayor.

El retablo mide 830 x 660 cm y se halla compuesto por imágenes en bulto redondo, así como por altos, medios y bajos relieves, todo ello también tallado en madera. Las diferentes calidades que muestran sus piezas revelan la intervención en el retablo de diversos autores. Se aprecia una policromía sobre un preparado previo. El sotabanco parece consistir en unos bloques macizos de mármol que sustentan el retablo a modo de podio.

La Junta de Andalucía ha contribuido a esta iniciativa de la parroquia de San Bartolomé de Jaén y de la cofradía jiennense de la Expiración con sede en el referido templo, a través de una subvención de 30.000 euros, dentro de una inversión total de 44.797 euros, gracias a las nuevas líneas de ayudas para conservación e inventario de bienes de arte sacro convocadas por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico por primera vez el pasado año 2020, según ha explicado la Junta de Andalucía en un comunicado.

El retablo se encontraba en un estado de conservación grave, con diferentes alteraciones estructurales (grietas, fisuras y desencolado), desprendimientos de preparación, policromía y dorado, pérdidas de oro y estofado, deposiciones de hollín, oxidación de la capa de protección, repintes muy visibles de intervenciones anteriores, vandalismo, expolio de piezas y objetos añadidos, entre otros factores.

Las actuaciones de un proyecto llevado a cabo por los restauradores Olga Cano y José Luis Ojeda -en el que han intervenido también los profesionales Cristina Lechuga Ibáñez, Ana Gabucio, Encarnación Gómez y Mario Miguel de la Torre- han consistido -tras unos estudios previos, tanto fotográficos como de laboratorio, y el montaje de andamio de cara a su ejecución- en la fijación de la obra, el encolado de grietas y fisuras, la eliminación de clavos y cera, la consolidación de soporte, la limpieza y reconstrucción volumétrica, el estucado y desestucado según las zonas, la reintegración cromática necesaria, tratamiento preventivo contra xilófagos y protección final. También se ha elaborado una propuesta de programa de mantenimiento para el retablo.

Escultor, entallador y arquitecto de origen toledano, Sebastián de Solís estuvo activo en el territorio de Jaén desde 1579 hasta 1626, aproximadamente. La historiadora Ulierte Vázquez fija su fecha de nacimiento en 1550 y estima que debió fallecer hacia finales de 1630, lo que supone una edad muy avanzada para la época.

Más de tres cuartas partes de la prolífica producción de Solís se ha perdido por los avatares del tiempo, la gran mayoría durante la Guerra Civil. De hecho, el retablo mayor de la parroquia de la Encarnación del municipio jiennense de Cambil es el único retablo conservado íntegro del artista -solo le falta uno de los altorrelieves de la parte inferior-, ya que todos los demás han desaparecido o sufrido transformaciones en su traza original.