El proceso de restauración ha sido llevado a cabo en la imagen del siglo XVII de Nuestra Señora de la Paz, una talla de madera policromada que es en realidad la Virgen del Rosario que presidía el retablo mayor del Convento de Sancti Spiritus de la localidad de Benavente (Zamora).

Dicho convento fue fundado en Benavente en el siglo XIV bajo la advocación de San Pedro Mártir, pasando a denominarse posteriormente como Sancti Spiritus. En 1378 se da un nuevo impulso a la fundación, con la donación de unas casas por parte de Constanza Felípez "para que faga en ella un monasterio de Dueñas de vuestra Orden [...] para mantenimiento de doce dueñas, que está tratado entre mi e vos el dicho prior provincial que pongades en el dicho monasterio e para los capellanes e procuradores e cera e lamparas del dicho monasterio". Los condes de Benavente contribuyen a mejorar su fábrica, erigiendo una nueva iglesia con su coro. Tras diversas circunstancias adversas, el monasterio es declarado ruinoso en 1942.

En 1949, el sacerdote Manuel Maroto adquiere el retablo mayor y uno lateral de dicho convento para el templo de Nuestra Señora de la Paz de la localidad jiennense de Marmolejo, que había perdido su patrimonio durante la Guerra Civil de 1936. La presente imagen presidía el antiguo camarín, añadiéndole al Niño Jesús una pequeña paloma para convertirla en patrona de la localidad, hasta que fue adquirida una nueva titular, realizada en este caso de vestir por el escultor e imaginero sevillano Juan Ventura entre 2001 y 2002.

La restauración ha sido realizada por Antonio Custodio López García, restaurador-conservador de bienes culturales durante los meses de junio a septiembre del presente año 2020.

La escultura presentaba un delicado estado de conservación a distintos niveles. El soporte mostraba numerosos desencolados en el reverso y en menor medida en el anverso, como consecuencia de los movimientos de la madera y el deterioro de las colas empleadas. Asimismo, había desaparecido el dedo meñique de la mano izquierda de la Virgen y el pie izquierdo y la corona en el caso del Niño.

En cuanto a los estratos policromos, se localizaron importantes levantamientos y pérdidas (concentradas de nuevo en su mayor parte en su reverso), así como desgastes en las zonas más salientes del manto. Por último indicar la presencia de suciedad, barnices y repintes localizados en el Niño Jesús, corona, peana y reverso del manto; que distorsionaban en gran medida el aspecto original de la talla.

En primer lugar se procedió a la limpieza superficial del polvo con brocha y aspirador, reservándose las zonas más delicadas de la policromía para proceder a su fijación con cola animal, empapelado y espátula térmica. La limpieza estuvo encaminada a eliminar suciedad, barnices y repintes, siendo delicada la retirada de algunas costras negras presentes en los entrantes y diversos repintes. En este sentido hay que destacar la eliminación de los repintes de purpurina del reverso, donde se descubrió la policromía original de color blanco, y los de la peana, donde se había lijado en una intervención anterior para resanar las grietas.

La intervención continuó con el sellado de grietas y fisuras, insertando láminas de madera y acetato de polivinilo como adhesivo. También se realizaron algunos de los mencionados elementos faltantes, como el dedo de la Virgen y el pie del Niño, mediante pasta de madera Araldit.

Los últimos tratamientos se centraron en el nivelado de las pérdidas de policromía con estuco tradicional y su reintegración cromática con técnicas acuosas y al barniz, utilizando para ello un criterio diferenciador a corta distancia. Todo el conjunto recibió una fina capa de protección a base de barnices de bajo peso molecular.