ZURBARÁN (1598-1664)

02/08/2013


 

 
 

Agnus Dei

Hacia 1636-1640
Óleo sobre lienzo
35,6 x 52,1 cm
San Diego Museum of Art

 

Con la primera exposición monográfica dedicada en Italia a Francisco de Zurbarán, la ciudad de Ferrara inaugurará el próximo 14 de septiembre una temporada cultural que tiene como objetivo poner en valor a creadores de primer nivel que son poco conocidos en la República Italiana; caso de Zurbarán, que durante muchos años pasó algo desapercibido, aunque su obra siempre fue apreciada en los círculos religiosos.

Fácilmente descartable como un artista de la Contrarreforma, de carácter piadoso y devoto, Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598 - Madrid, 1664) fue, además de uno de los grandes protagonistas del Siglo de Oro de la pintura española, un artista con una visión muy moderna del arte. Y esto es precisamente lo que la exposición Zurbarán (1598-1664), a celebrar en el Palazzo Diamanti de Ferrara, intentará resaltar.

Afincado desde 1628 en Sevilla, la Florencia española, Zurbarán desarrolló un estilo muy personal, influido probablemente por las primeras obras de Diego Velázquez y las creaciones de José de Ribera y Caravaggio. Un estilo que se presta muy bien al retrato y la naturaleza muerta, pero que encuentra su expresión más característica y convincente en los temas sacros, debido a que refleja su intenso sentimiento religioso.

Los apóstoles, santos y monjes de Zurbarán están pintados con un modelado casi escultórico, con especial atención a los pequeños detalles de sus ropajes. Para Zurbarán la afectación tan propia del arte barroco no es más que un recurso útil que otorga verosimilitud a los milagros, visiones y éxtasis representados en sus escenas piadosas. Sus cuadros constituyen una combinación única de realismo y sensibilidad religiosa, muy fiel a las directrices del arte de la Contrarreforma, pero superior a cualquiera de sus expectativas.

En las imágenes de Zurbarán lo cotidiano surge en toda la riqueza de sus detalles, hasta el punto de resolverse en poesía pura, buscando siempre el pintor captar la esencia interior de cada personaje. Sus obras también fascinaron a los artistas modernos, como se refleja en el trabajo de muchos de ellos: desde Manet a Morandi, desde Picasso a Dalí, profundos admiradores todos ellos del trabajo del maestro de origen extremeño.

 

 
     
     

Fray Jerónimo Pérez

Hacia 1630-1632
Óleo sobre lienzo
204 x 122 cm
Academia de San Fernando de Madrid

 

La Virgen con el Niño y San Juanito

1658
Óleo sobre lienzo
137 x 104 cm
San Diego Museum of Art

 

La exposición Zurbarán (1598-1664), que podrá verse en el Palazzo dei Diamanti de Ferrara (Corso Ercole I d'Este, nº 21) hasta el 14 de enero del próximo año 2014, seguirá un orden cronológico y temático a través de los aspectos más destacados de su carrera de gracias a numerosos préstamos internacionales.

La muestra comenzará por sus obras de juventud en Extremadura y Sevilla, donde como hemos dicho queda influido por el tenebrismo de los maestros Caravaggio y Ribera; para seguir con su estancia en Madrid, cuando conoce al sevillano Velázquez y queda marcado por el ambiente tranquilo, alegre y ligero de sus obras -es entonces cuando hace su entrada el obsesivo detallismo de Zurbarán por la vida cotidiana-; por último, el recorrido expositivo finaliza con el Zurbarán de las naturalezas muertas, un artista ya maduro que expresa tanto su devoción, como el sentido de la alegoría y de las "vanitas", en composiciones de sobriedad extraordinaria, donde la luz, los detalles y la pureza formal construye lo que se ha llamado "monumentalidad tranquila".

En los grandes santos, madonnas o crucifijos de Zurbarán vemos todos los sentimientos humanos, como la tristeza o la ternura. El contrapunto lo encontramos en los éxtasis y las meditaciones de obras creadas para transmitir un diálogo más profundo entre lo humano y lo divino. Sus monumentales y elegantes simulacros religiosos disfrutaron de una extraordinaria popularidad, hasta el punto que el artista llevó a cabo una producción en serie de los mismos, destinándola preferentemente a las colonias del Nuevo Mundo.

En Zurbarán (1598-1664) podremos encontrar obras como Santa Casilda (Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid) o Santa Úrsula (Palazzo Bianco de Génova), que testimonian su capacidad para otorgar una elegancia sin par a lo sagrado, gracias al perfeccionamiento de las posturas, el virtuosismo de las preciosas telas y la brillante paleta de color. Son figuras inalcanzables que siguen ejerciendo en el espectador un magnetismo imperturbable.

 

 
 

La Visión de San Pedro Nolasco

1629
Óleo sobre lienzo
179 x 223 cm
Museo Nacional del Prado de Madrid

 

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