Se trata de una Inmaculada Concepción de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII, realizada en un tronco de madera de pino al que se sujetaron las manos y las cabezas de la Virgen, los querubines y las nubes. La obra se venera en la parroquia toledana de los santos Justo y Pastor.

Las vestimentas son de tela de lino encolada y enyesada, plegadas en mordiente y sujetas al tronco de madera mediante clavos de forja de hierro, como se aprecia en las radiografías realizadas. Los ojos de las figuras son de cristal, y bordeando la túnica y el manto quedan restos de cenefas de puntilla de algodón y lino dorado.

La Virgen está en actitud orante con las finas manos enlazadas y el rostro proyectado hacia el cielo, y viste túnica blanca con motivos vegetales y manto azul estrellado.

La escultura se encontraba en un delicado estado de conservación. Algo que llamaba la atención era la pérdida de materia de la larga melena de la Virgen, posiblemente causada por una gotera de agua y forzada con un elemento metálico como un formón. Los pliegues del manto se separaron por tensiones higrométricas, dejando algunas zonas muy debilitadas.

Una vez aquí se procedió a la retirada del papel protector, a la limpieza de la policromía y eliminación del grueso barniz de sandáraca. La melena de la Virgen se reintegró siguiendo los restos del original, también se procedió a sujetar los pliegues del manto aplicando pequeñas tiras de tela de lino, y las pérdidas de aparejo se reintegraron con estuco de yeso.

Finalmente se reintegraron las pérdidas de color y se dio el barniz protector. Las puntillas de tela fueron restauradas por el personal conservador-restaurador de textiles del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).