RESTAURACIÓN DEL IAPH

07/03/2017


 

 

La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, y el Alcalde de la Hermandad de los Negritos de Sevilla, Felipe Guerra Vázquez, han presentado hoy a los medios en la sede del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) el resultado de la restauración del manto procesional de la Virgen de los Ángeles.

Se trata de una excepcional pieza diseñada en 1958 por el pintor Juan Miguel Sánchez Fernández, bordada por las Madres Trinitarias y que fue estrenada en la tarde del Jueves Santo de 1961, en la que ha trabajado durante nueve meses un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales en restauración, historia del arte, química, paleobiología y conservación preventiva.

Durante su intervención, la consejera Rosa Aguilar ha agradecido a la hermandad sevillana de los Negritos la confianza que ha depositado en el IAPH, trayendo para su restauración una joya del bordado como es el manto de Nuestra Señora de los Ángeles y poniéndolo en manos de un equipo multidisciplinar que ha trabajado para obtener estos resultados de excelencia plena y de calidad.

Como ha subrayado Rosa Aguilar, en las instalaciones del IAPH la ciencia y la tecnología están a disposición del desarrollo del trabajo para el patrimonio y en este sentido ha agradecido a la Hermandad de los Negritos su apuesta por conservarlo y recuperar también el valor sentimental del manto, una pieza única, singular y especial que podrán disfrutar las hermanas y los hermanos así como todas las personas que visiten Sevilla.

El manto que acaba de ser restaurado por el IAPH sustituyó al de Juan Manuel Rodríguez Ojeda de 1916, en terciopelo azul y bordado en oro, con el que procesionó hasta 1960 la imagen de la Virgen de los Ángeles.

Fue en 1957 cuando se realiza la compra del tejido de tisú en Valencia para el nuevo manto, donación de Serafín Méndez Pérez, hermano de los Negritos. En mayo de 1958 se presenta el dibujo-boceto de los bordados por parte de Juan Miguel Sánchez Fernández, siendo aprobado por el cabildo de oficiales y destacando en el libro de actas el acierto, buen gusto, originalidad y arte que encerraba el proyecto.

Los bordados fueron realizados entre los años 1958 a 1961 por el taller de las religiosas Trinitarias de Sevilla, sufragados por don Enrique García Carnerero y cuyo coste ascendió a la cantidad de 225.000 pesetas. Los ángeles y querubines de marfil que ornamentan el manto fueron realizados por el taller de Mazuelos y Doblas, ascendiendo el valor del material a 4.900 pesetas y el de su ejecución a 31.000 pesetas.

El original e innovador manto presenta una composición simétrica y bilateral, extendiéndose toda la decoración desde un eje central hacia los laterales. Su iconografía se basa principalmente en dos grandes ángeles que simbolizan los mensajeros enviados por Dios, portando una filacteria entre ambos donde se puede leer la inscripción en latín "Regina Angelorum" (Reina de los Ángeles).

La obra se cubre por una constelación de estrellas cuyo significado podría ser las guías en el camino y el favor divino. Los motivos decorativos bordados en hilos metálicos dorados y en plata son en su mayoría vegetales y geométricos, destacando especialmente palmas, símbolo de la victoria entre los cristianos, y grandes lirios que representan la pureza y virginidad, y por ello es la flor por excelencia de la Virgen María. Estos elementos florales se distribuyen por toda la superficie, enriqueciendo considerablemente todo el conjunto.

 

 

El manto se encontraba en un aceptable estado de conservación pero se advertían algunas alteraciones propias de una pieza que actualmente cumple su función de uso, lo que implica una manipulación para sus salidas procesionales o en los diferentes cultos de la hermandad.

Presentaba una capa de suciedad superficial sobre las fibras de los tejidos y los bordados que ocultaban los matices originales de la obra. Se localizaron depósitos de cera, más abundantes en los laterales y las esquinas inferiores de las caídas que coinciden con los candelabros de cola. Se detectaron intervenciones anteriores producto de actuaciones efectuadas de modo puntual en el manto. El forro actual de la obra no es el original, ni tampoco la blonda de malla metálica dispuesta en la zona de las caídas, que ha sido eliminada.

La intervención se ha basado en el respeto absoluto por el original y en la conservación de este bien cultural para garantizar su perdurabilidad en el tiempo. El análisis de varias muestras de los hilos de los bordados ha determinado que son de plata de alta pureza con un bajo contenido en aleación con cobre. Tras la aspiración de partículas y elementos depositados en la superficie, se procedió a la eliminación de restos de cera. Por último, se fijaron hilos y elementos sueltos y se consolidaron zonas con pérdidas empleando soportes locales para su integración óptica. Todos los materiales empleados (tejidos e hilos de seda) fueron teñidos convenientemente con tintes sintéticos en el propio taller y siguiendo los protocolos y fórmulas establecidos para cada caso.

El perímetro del manto está decorado con once cabezas de querubines de pequeño tamaño y el centro de la pieza con una pareja de ángeles. Estos elementos están realizados en marfil, con el cabello dorado y policromía en cejas, ojos y labios. Las caras de los ángeles perimetrales y centrales están formadas por tres piezas unidas con elementos metálicos muy sutiles y su estado de conservación era bueno. El tratamiento realizado en los marfiles ha consistido en la retirada y limpieza de restos de cera y depósitos superficiales.

El análisis morfobiométrico realizado por el Laboratorio de Paleobiología del IAPH y el análisis genético proporcionado gracias a la colaboración de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) para determinar el origen del marfil han arrojado el mismo resultado. Las placas de marfil del manto pertenecen a la defensa de un elefante macho de la sabana de África Central de la especie Loxodonta africana. Una especie que actualmente está considerada por la UICN (Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza) como especie vulnerable, por ello estas piezas son de un gran valor, al menos, biológico. Para el análisis genético se ha usado 0,1 g de marfil, una cantidad ínfima para el resultado tan contundente.

La restauración del manto se ha realizado conforme al Informe Diagnóstico y a la Propuesta de Intervención redactados por el IAPH en febrero de 2004 y actualizados en noviembre de 2015. Una Comisión de Seguimiento, integrada por miembros de la Hermandad y del IAPH, ha supervisado el desarrollo de los trabajos.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com