Tras varios meses de trabajo, se ha presentado la restauración de la imagen de Santa Teresa de Jesús que recibe culto en un retablo del convento de madres carmelitas dedicado a San Juan Bautista en el municipio onubense de Villalba del Alcor. Se trata de una imagen de talla completa fechada en el siglo XVII que, según la tradición, parece proceder del extinto convento de padres carmelitas de la cercana localidad de Escacena del Campo.

El proceso de restauración ha tenido como objetivo recuperar la visión original de la imagen. Para ello, el grupo de restauración DELTORO-VERA (formado por los conservadores-restauradores Jairo del Toro y Antonio Vera), una vez realizados los estudios preliminares, y tras comprobar que la talla había sido modificada y repintada, decidió efectuar varias catas y comprobaciones, pudiendo constatar que el rostro y las manos contaban con tres policromías distintas, siendo la última encontrada la original.

Dicha policromía original se hallaba en un estado óptimo para su recuperación y con una calidad superior al resto, decidiendo entonces eliminar los repintes que la ocultaban y que deformaban la propia efigie, ya que cubrían con 1 mm de grosor los volúmenes del rostro y de las manos.

Este proceso de recuperación también ha abarcado gran parte de los ropajes, cuyo estofado quedaba completamente oculto o modificado en numerosas zonas. Una vez realizada la limpieza y teniendo en cuenta que los motivos del estofado se repetían, se procedió a reproducir la secuencia original.

Fue necesario también para los restauradores llevar a cabo un proceso de fijación de la policromía y de consolidación del material base de la escultura, especialmente en la parte inferior de la túnica, realizada en telas encoladas a diferencia del resto del ropaje, tallado en madera.

Tras la intervención de esta interesante escultura de Santa Teresa de Jesús, que se presentará mañana en el convento de San Juan Bautista, el grupo de restauración DELTORO-VERA ha podido devolverle el esplendor artístico que le imprimió su anónimo autor, seguramente un integrante de la Escuela sevillana de escultura; recuperando la visión primitiva de la imagen, su carnadura original y el rico estofado que la decora.