La Junta de Gobierno de la Primitiva y Fervorosa Hermandad Matriz de la Reina de los Ángeles Coronada de Alájar (Huelva), junto con el beneplácito de Emilio Rodríguez Claudio, vicario general de la Diócesis de Huelva, informan que el pasado 30 de agosto quedaba aprobado el proyecto de mantenimiento y conservación para la futura intervención de la titular de dicha corporación, la Reina de los Ángeles.

Dicha intervención será realizada por la licenciada en conservación y restauración Sheila Criado, natural de Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Tras un estudio previo realizado a la imagen, tallada en 1937 por el escultor e imaginero Antonio Illanes (Umbrete, Sevilla, 1901 - Sevilla, 1976), la profesional justifica el estado aceptable de conservación de la venerada imagen mariana, teniendo que subsanarse algunos daños propios causados por el paso del tiempo y altos contrastes de temperatura en el camarín donde actualmente está ubicada.

Se propone una intervención de mantenimiento a la talla, donde se subsanarán grietas y algunos desgastes originados en las zonas más salientes. Además, se realizará una limpieza controlada de manchas en las encarnaduras y en aquellas zonas donde el barniz original ha oscurecido en exceso. Asimismo, se repondrán piezas de circonitas de los ropajes que se han perdido, y en todo momento se realizarán labores de conservación y de máximo respeto hacia la obra original.

La Reina de los Ángeles será retirada del culto para ser intervenida durante una semana en el propio camarín de su santuario, situado en el monumento natural llamado Peña de Arias Montano o Peña de Alájar, guardando en todo momento la privacidad de la imagen y de los trabajos que se le van a realizar. Una vez terminada la intervención, volverá a reponerse al culto en su lugar habitual.

La actual imagen de la Reina de los Ángeles es una pequeña escultura en madera policromada (mide tan solo 38 cm de altura), fiel reproducción llevada a cabo por Antonio Illanes Rodríguez del simulacro gótico primitivo, que fue destruido en los disturbios de 1936 junto con el resto de los bienes muebles que se hallaban en su ermita; de ahí, por ejemplo, la incurvación propio del periodo que presenta (finales del siglo XIV o principios del XV).