RESTAURACIÓN DE ANA BELTRÁN

Ana Beltrán Ruiz y Jesús Abades (17/03/2011)


 

 

 

La imagen del Cristo del Perdón, titular de la cofradía de penitencia que lleva su nombre, llegó al taller de la restauradora onubense Ana Beltrán a mediados de Septiembre del pasado año 2010. El proceso de restauración ha durado seis meses, terminando el 13 de Marzo de 2011. Se trata de una de las mejores imágenes del escultor e imaginero sevillano Juan Abascal Fuentes (1981), realizada sobre madera de cedro y policromada en su totalidad. Mide 176 cm de altura y se encuentra firmada y fechada por la parte trasera, en su paño de pureza.

 

 

 

Esta espléndida creación de Cristo muerto en la Cruz, clavado a la cruz por cuatro clavos, aparece con la cabeza inclinada a la derecha, sobre la que se ha dispuesto una corona de espinas trenzada con ramas de arbusto. Los suaves rasgos faciales muestran unos párpados muy abultados; ojos semicerrados y, al igual que las pestañas, pincelados en la madera; nariz hebraica; mejillas descarnadas y labios entreabiertos, permitiendo ver en su interior la lengua proyectada hacia delante y los dientes superiores tallados. Cabellera y barba, partidas a dos aguas, se organizan en apelmazados mechones. Los brazos se disponen muy alineados, con las manos semicerradas. El torso del Varón, como el hundido y plegado vientre, presenta un minucioso estudio anatómico. Las piernas, levemente flexionadas, se separan entre sí, con el pie derecho montado sobre el izquierdo pese a haber sido fijados al leño por separado. El movido perizoma se halla anudado a la derecha, formando un lazo y dejando al descubierto el costado. La policromía, abundante en sangre y heridas, es pálida y a pulimento. En líneas generales, la composición remite a los modelos sevillanos del primer tercio del siglo XVII.

 

 

 

Desde la creación de esta imagen de Juan Abascal no hay constancia de que haya sido sometida a ninguna restauración hasta la realizada ahora por Ana Beltrán, lo que queda aún más patente en este momento, pues así lo ha mostrado la propia historia material de la obra. Dicha restauración ha abarcado varias fases: fijación de algunos puntos de policromía que presentaban peligro de desprendimiento, consolidación de pequeñas grietas de poca importancia, limpieza, estucado, enrasado y reintegración de lagunas en aquellas zonas donde era estrictamente necesario, etcétera. Es importante decir que, como para cualquier restauración que se precie, se han utilizado materiales inocuos, reversibles e inalterables, algo ineludible para cualquier restaurador.

 

 

 

La limpieza del Crucificado del Perdón, venerado en la parroquia onubense de Santa Teresa de Jesús, se ha realizado en la totalidad de la obra y se ha llevado a cabo de forma tanto química como mecánica, siendo éste el proceso más duradero de todos los realizados. Para terminar, se ha aplicado un acabado adecuado para proteger la capa pictórica de la escultura. De esta forma, se ha devuelto a esta bella imagen de Abascal su lectura original, ya que se había visto muy alterada su policromía por el paso inexorable del tiempo.

 

 

 

Por otro lado, comentar que, paralelamente a este proceso de restauración, el joven escultor e imaginero onubense José Miguel Sánchez Rodríguez, que actualmente se encuentra llevando a cabo una talla de San Juan Evangelista que procesionará a los pies del Cristo del Perdón, ha reducido 25 centímetros de cada extremo del travesaño del arbóreo madero, pues resultaba algo desproporcionado para las dimensiones del Crucificado.

 

     
     
 

 

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