Como les adelantamos en la entrevista realizada a la escultora e imaginera hace unos meses, este busto de Cristo de la Sagrada Cena es una obra modelada sin encargo previo, solamente por desarrollo personal, con la que Guzmán Molina plasma sus inquietudes a nivel emocional y sus muchos años de estudios de imaginería.

Tomando como inspiración una postal, la artista ha realizado, entre cometido y cometido, una figura en madera y telas encoladas y policromadas, modelada hasta la cintura, con un dramatismo y un movimiento de paños que remiten a la teatralidad y el claroscuro propios de la pintura barroca.

La imagen lleva potencias cinceladas por Orfebrería Hermanos Delgado y fue expuesta en el escaparate de un conocido establecimiento de Sevilla con motivo de las pasadas fiestas del Corpus Christi, en uno de los altares efímeros que engalanan la ciudad y resaltan, en su mayoría, el carácter eucarístico de la celebración.

De hecho, Jesús se halla representado bendiciendo el pan en la Última Cena, alzando su mirada al Padre en un contexto de despedida, pues sabe que esa noche será apresado y que, a la mañana siguiente, su muerte será inevitable. Unos instantes conmovedores en los que el Salvador del mundo abre su corazón a los apóstoles.