150 ANIVERSARIO DE LA ALHAMBRA COMO BIEN CULTURAL

15/02/2019


 

 

En el otoño de 1868, a raíz de la "gloriosa revolución", la Alhambra fue incautada a la Corona y dejó de ser un palacio real para convertirse en una propiedad del Estado. Aparentemente nada cambió tras este expeditivo e irreversible cambio de titularidad. Y, sin embargo, el alcázar nazarí y su territorio circundante iniciaron una nueva e incierta andadura, que habría de consolidarlo como un emblema histórico de obligada conservación, un recurso cultural y turístico de importancia creciente y un objeto de compleja gestión, al tener que asumir aquellas funciones inherentes a un bien cultural de dominio público.

La transformación institucional que se requirió en las siguientes décadas para afrontar tales desafíos coincidiría en el tiempo con una oleada de innovaciones propias de la segunda revolución tecnológica, que estaban afectando a otros muchos sectores de actividad en la España de la Restauración y tuvieron su particular traducción en el ámbito de lo monumental.

La adopción de muchas de estas soluciones tecnológicas, así como las iniciativas empresariales surgidas a la sombra del monumento, fueron determinantes para que la Alhambra experimentara similares transformaciones a las sobrevenidas en el paisaje urbano contemporáneo: implantación de redes de servicios básicos (gas, iluminación eléctrica, suministro de agua, telefonía); aparición de espacios de comunicación y sociabilidad, expresos en los paseos públicos y en el uso cultural y festivo que adquirieron la plaza de los aljibes o el palacio de Carlos V; el planteamiento de nuevas soluciones de transporte, como los tranvías y la adecuación al tráfico de automóviles; la reconversión de espacios colindantes para alojar tanto los nuevos usos residenciales privados (cármenes), como aquellos servicios vinculados al turismo (fondas y hoteles, comercios, establecimientos fotográficos); por último, las nuevas técnicas y materiales que se incorporaron a las tareas de restauración y conservación en marcha; o aquellas otras innovaciones en la comunicación gráfica que proyectaron con mayor eficacia la imagen de monumento que era ya un patrimonio universal.

Monumentalización y Modernización se manifiestan así como claves explicativas con las que aproximarse a esa Alhambra contemporánea que se modela entre los siglos XIX y XX. La exposición Monumento/Modernidad [1868-1936] En el 150 aniversario de la Alhambra como bien cultural, inaugurada ayer en la capilla del palacio de Carlos V (Conjunto Monumental de la Alhambra y Generalife) y articulada como un recorrido en el tiempo que arranca en 1868 y concluye provisionalmente en torno a 1936, muestra aquellas transformaciones requeridas por sus nuevas funciones como territorio monumental y recurso para la propia ciudad.

 

 

El uso festivo y cultural de algunos de sus espacios discurrió en paralelo a la monumentalización: los conciertos organizados a partir del año 1883 en el palacio de Carlos V, las verbenas y espectáculos en la plaza de los Aljibes o las iluminaciones de sus paseos con motivo de la festividad del Corpus Christi iniciaron una tradición que no haría sino reforzarse en décadas venideras. Al tiempo que se consolidaba y ampliaba el perímetro bajo dominio público, una parte nada desdeñable de la colina continuó siendo un patrimonio privado que adquiría ahora nuevos valores por su proximidad a la Alhambra; un territorio constituido por una mezcla diversa de propiedades que experimentaron cambios de titularidad y uso acordes con los nuevos hábitos residenciales de las clases adineradas y las oportunidades que abría el negocio turístico.

Ahora, coincidiendo con el 150 aniversario del arranque de estas transformaciones, resulta oportuno aproximarse con esta muestra a esa particular simbiosis entre monumentalización y modernidad que caracteriza la evolución contemporánea de la Alhambra, proponiendo un recorrido que se articula en tres grandes ámbitos: el monumento, las innovaciones tecnológicas y el impacto inicial del turismo.

Partiendo del monumento como sustrato y del turismo como expresión más característica de un nuevo tiempo, el núcleo del discurso expositivo gira en torno a la modernidad en su dimensión tecnológica; de ahí que sean algunos de los escenarios y episodios que la caracterizan los que ocupan un espacio más amplio, mostrándose diversos objetos, documentos e imágenes agrupados en seis grandes apartados: la innovaciones adoptadas para garantizar la integridad del conjunto frente a rayos, incendios y sustracciones; la implantación de la iluminación artificial sustentada en el gas y la electricidad; los nuevos sistemas de conducción y uso del agua; el planeamiento y construcción de nuevos accesos y sistemas de transporte, concretados especialmente en la llegada del tranvía eléctrico en 1907; el uso de nuevos materiales, como el hierro y el hormigón, en las operaciones de conservación monumental; por último, una aproximación a todas aquellos avances surgidos en la representación gráfica (planimetría, litografía, fotografía, cine) que impulsaron espectacularmente la proyección de la imagen de la Alhambra. Se ha tratado de fijar en qué momento unas y otras innovaciones hicieron acto de presencia, que polémicas suscitaron y cómo se integraron el paisaje y en la imagen monumental.

Monumento/Modernidad [1868-1936] En el 150 aniversario de la Alhambra como bien cultural podrá visitarse hasta el próximo 24 de mayo de 2019. Está compuesta por más de 300 piezas, entre fotografías, documentos y curiosos objetos que ponen en valor el patrimonio histórico y tecnológico del siglo XIX. Una decena de coleccionistas privados han cedido diferentes piezas para una exposición que ha sido comisariada por el historiador Javier Piñar Samos, y por el ingeniero industrial Miguel Giménez Yanguas.

 

 
 
La Alhambra ha abierto al público la planta superior del hammam o Baño de vapor del Palacio de Comares, que se encuentra entre uno de los espacios más significativos de la Alhambra, por ser el único medieval islámico que se ha conservado prácticamente íntegro en Occidente. Conocido como Baño Real, por haberlo reservado para su uso particular los Reyes Católicos, este nuevo espacio del mes de febrero se encuentra ubicado entre los palacios de Comares y de los Leones y conserva todos sus elementos, con las modificaciones estructurales propias de un cambio de uso y de un mantenimiento más testimonial que funcional. La sala de reposo, llamada bayt al-maslaj o Sala de las Camas, es uno de los espacios más destacados del baño y debe su nombre a los dos amplios aposentos, ligeramente elevados, que flanquean la estancia principal. Los elementos decorativos de la sala, fuente, pavimentos, columnas, alicatados y yeserías son en gran parte originales, aunque techos y yeserías fueron reparados y repintados con vivos colores en la segunda mitad del siglo XIX. Las estancias del Baño Real de la Alhambra, por su estado de conservación y especial naturaleza, están cerradas al paso de la visita pública, aunque durante el mes de febrero será posible acceder a ellas desde la planta alta del hammam.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com