NUEVA OBRA DE ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ TEJERA

Con información de Juan Torres Fontes (10/09/2011)


 

 

 

Hablamos de una pequeña escultura que representa a Jesús Niño, labrada por el artista sevillano Antonio González Tejera para una colección particular. Como apunta el profesor Juan Torres Fontes, las connotaciones implícitas a una devoción tan sensible y comprensible para la piedad popular, contribuyeron a que este simulacro infantil se difundiese rápidamente entre los fieles y alcanzase una fama que aún perdura.

El Niño Jesús fue una devoción que se igualó a las del Ángel de la Guarda, la Sagrada Familia y San José, todas ellas profundamente insertadas en el culto y piedad católicas desde los primeros años del siglo XVII.

Además de las prescripciones del Concilio de Trento, no hay que olvidar el peso que las órdenes conventuales de religiosas tuvieron en el éxito del culto al Niño Jesús, por naturaleza evocador de los instintos maternales que así quedaban sublimados en la mística, tal y como apreció el historiador Manuel Gómez Moreno.

Esta alegoría en cuestión, que mide 52 centímetros de altura y ha sido modelada por González Tejera en terracota policromada al óleo, pertenece al tipo pasionario por los motivos de la cruz y su expresión llorosa. Aparece completamente desnudo y tocado con tres potencias de metal dorado.

Postrado de hinojos sobre peana de nubes, el Divino Infante, de retorcidos cabellos negros y regordetas formas sonrosadas, recuerda algunas representaciones de Jesús adulto, caído en su camino hacia el Calvario, en los que el Salvador mira al cielo implorando fuerzas al Padre al tiempo que subraya su abnegado sacrificio en aras de la redención humana, detalle que refuerza su brazo izquierdo, dispuesto en señal de sumisión al Altísimo. 

 

 

 

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